Te contamos cómo se puede abordar este trastorno y cuáles son los posibles tratamientos.
En la menopausia es muy frecuente sufrir de incontinencia urinaria, la pérdida involuntaria de orina. Este problema tiene repercusión en la vida social del paciente, que puede llegar a evitar cualquier relación social por el temor a ser descubierto por el olor de la orina, algo que le provoca desde estrés o ansiedad a depresión.
¿Cuáles son las causas?
x Aumento en la actividad de los músculos relacionados con la apertura de la vejiga:
1) Incontinencia urinaria de urgencia: puede deberse a una infección. Es la inflamación del epitelio interno de la vejiga la que ocasiona la hiperactividad muscular, puede ser provocada por un estímulo psicosomático, por estímulos sociales y ambientales.
2) Incontinencia psicógena: es poco frecuente. Se produce por un esfuerzo inconsciente.
3) Disinergia del detrusor (micción imperiosa o por rebosamiento): la segunda causa en el orden de frecuencia de la incontinencia urinaria. En ocasiones se relaciona con el esfuerzo, aunque también puede aparecer sin causa evidente.
x Por disminución de la presión intrauretral originada por un fallo del esfínter: es la forma más frecuente. Se denomina incontinencia de esfuerzo o de estrés, y consiste en la pérdida de orina involuntaria que se produce al practicar esfuerzos (tos, risa, estornudo). En este caso la pérdida de orina es pequeña e inmediata al esfuerzo.
UN PROBLEMA FEMENINO. La incontinencia urinaria de esfuerzo es una condición que interfiere en la calidad de vida de muchas mujeres e impide que se sientan plenas en las actividades cotidianas. Hoy en día, se manifiesta en alrededor del 49% de la población femenina a nivel mundial. Éste es un trastorno que afecta más a las mujeres que a los hombres, y especialmente a quienes tuvieron partos vaginales o alteraciones hormonales. Esta problemática lleva a muchas personas a modificar sus hábitos y rutinas dejando de hacer actividades que les dan placer, lo cual hace que vayan perdiendo calidad de vida. “Los embarazos, los partos vaginales y las alteraciones hormonales -producidas especialmente durante la etapa posmenopáusica- predisponen a las mujeres a la aparición de incontinencia urinaria de esfuerzo, atrofia y laxitud vaginal, otros dos síntomas que disminuyen el placer sexual e impactan en el día a día femenino“, afirma la Dra. María Emilia Alcoba (MN 138474), directora médica de Sens Medical.
CÓMO PREVENIRLO. La incontinencia urinaria es un problema que se puede prevenir o retrasar su aparición. ¿Cómo? xPracticando los ejercicios de Kegel: consiste en ejercitar el músculo pubococcígeo (el principal músculo del suelo de la pelvis), contrayéndolo y relajándolo reiteradamente. Este músculo es el que se utiliza para impedir la salida de la orina, por lo que para identificarlo se debe probar primero realizando cortes durante la micción. Una vez identificado, se puede comenzar con series de 10-20 contracciones/relajaciones, repitiendo el ejercicio a lo largo del día. Se debe ser constante y, a ser posible, llegar a 200 repeticiones diarias, repartidas en cuatro series de 50.
x Reduciendo el consumo de sustancias que estimulan la vejiga en exceso como la cafeína, el alcohol, y ciertos medicamentos como los diuréticos. x Combatiendo el estreñimiento.
x Evitando la obesidad porque produce un aumento de la presión intraabdominal.
LA MEJOR SOLUCIÓN. El tratamiento de la incontinencia urinaria depende del tipo de incontinencia, la gravedad y la causa de fondo. “Probablemente se necesite una combinación de tratamientos. Si la enfermedad preexistente es la causante de los síntomas, el médico tratará esa enfermedad primero”, explican desde la Clínica Mayo.
Es probable que el médico sugiera tratamientos menos invasivos al principio y continúe con otras opciones solamente si estas técnicas fallan.
Hay técnicas conductuales que pueden ayudar: xEntrenar la vejiga, para demorar la micción después de que sientes la necesidad de orinar. Podés comenzar tratando de contenerla durante 10 minutos cada vez que sientas la necesidad de orinar. El objetivo es prolongar el tiempo entre las idas al baño hasta que orines solamente cada 2,5 a 3,5 horas. xOrinar dos veces, como ayuda para aprender a vaciar la vejiga lo más posible a fin de evitar la incontinencia por rebosamiento.
Significa orinar, y luego esperar unos minutos e intentarlo nuevamente.
xHorarios programados para ir al baño, para orinar cada dos a cuatro horas en lugar de aguardar hasta tener la necesidad de ir. xControl de líquidos y dieta, para recuperar el control de la vejiga.
También hay ciertos medicamentos que pueden aminorar los síntomas, inyecciones de relleno, de Bótox, estimuladores nerviosos e incluso cirugías. Sin embargo, lo más nuevo y prometedor es el tratamiento con Láser de Erbio (Er-YAG) que soluciona esta patología de manera sencilla y rápida (En Sens Medical, el primer centro láser del país dedicado a la aplicación de tratamientos uroginecológicos, lo aplican). “Los tratamientos se realizan en un máximo de tres sesiones de 30 minutos y los cambios se sienten a partir de la primera o segunda sesión según cada organismo, pero se hacen notar en todo su potencial al finalizar el tratamiento”, explica la Dra. Alcoba.
Asegura que los resultados son percibidos por la paciente en los primeros 10 días después del procedimiento y en los primeros 45 días los resultados mejoran progresivamente, tanto en la incontinencia urinaria como en el síndrome de relajamiento vaginal. Estos equipos están aprobados por la FDA y la ANMAT.
De esta forma, aquellas mujeres que padecen de incontinencia urinaria, atrofia vaginal y laxitud vaginal pueden recibir tratamientos simples, cortos, sin cortes ni incisiones y con resultados reales desde la primera sesión.
“Sin dudas, mejoramos la calidad de vida de las mujeres en situaciones en las que la habían perdido. El láser está revolucionando la medicina dado que genera beneficios en situaciones que antes requería soluciones complejas”, concluye la especialista.
Texto Redacción de Para Ti