La mujer de 61 años realizó diversos estudios para saber si era apta para la gestación
Cecile Eledge tiene 61 años y se sometió a un tratamiento de reproducción asistida para que su hijo Mathew pueda formar una familia con su pareja, Elliot. Cuando ellos le plantearon su sueño, sin titubear, expresó: “Si quieren que sea la gestante, lo haré sin dudarlo”
Si bien los jóvenes creyeron que se trataba de una broma, la mujer insistió en reunirse con los especialistas en reproducción asistida para conocer sus posibilidades de llevar adelante la gestación. Para ello, debió someterse a una serie de pruebas, entre ellos, análisis de sangre, de colesterol, de estrés, mamografía, ecografía, y para alegría de ellos, los resultados fueron favorables.
La historia se desarrolló en Nebraska, un estado muy conservador de Estados Unidos, y generó diversos debates sobre la gestación subrogada. El mismo Mathew contó que fue despedido de su trabajo cuando informó que se casaría con otro hombre.
El óvulo fue donado por la hermana de Elliot, que fue inseminado con el esperma de Matthew. Ese embrión fue transferido a Cecile, quien quedó embarazada en el primer intento. La gestación cursó los nueve meses normal y dio a luz en parto natural.
La fecundación in vitro les costó alrededor de 40 mil dólares, además de los gastos médicos del embarazo y el parto, para lo cual ahorraron durante años.
Si bien este caso recorrió el mundo en las últimas horas, no es el primero en el que una mujer da a luz a su propio nieto. En 2016, una griega fue la mujer de más edad en gestar el hijo de su hija, a los 67 años; mientras que en 1996 una mujer de 51 años fue la primera abuela gestante en el Reino Unido.