En el centro de la ciudad sujetos desconocidos levantan los autos con un gato hidráulico y en pocos minutos se llevan las cubiertas.
Dejar el auto estacionado en la calle se volvió una odisea, si no es víctima de los quemacoches puede ser blanco para los roba ruedas.
Así le ocurrió a Valentín, un vecino del centro sur de la ciudad que dejó su auto Volskwagen Gol estacionado en Saavedra 2500 y cuando volvió a su móvil se sorprendió al ver que le faltaban las dos cubiertas del lado izquierdo.
La proeza de los delincuentes incluyó abrir el baúl para usar el cricket del propio auto para levantar el Gol y hacerse de las cubiertas.