El papa Francisco aterriza este domingo en la región de los Balcanes en el que es su cuarto viaje internacional del año. El Pontífice visitará hasta el próximo martes Bulgaria y Macedonia del Norte para impulsar el diálogo con la Iglesia ortodoxa, afrontar la crisis de los refugiados y recordar a la Santa Madre Teresa de Calcuta.
Han pasado 17 años desde la última visita de un Pontífice a Bulgaria. Juan Pablo II viajó al país tres años antes de su fallecimiento para mostrar la cercanía de la Iglesia de Roma a una población sumida en una grave crisis política y económica, una década después de la caída del régimen socialista.
El escenario que le espera a Francisco no es mucho más alentador. Bulgaria es el país más pobre de la Unión Europea (UE), según datos de Eurostat. Una quinta parte de los más de siete millones de habitantes vive en el umbral de la pobreza. El país es miembro de la UE desde 2007 pero el desempleo, la corrupción y los movimientos migratorios han alentado las tensiones nacionalistas. Más de dos millones de búlgaros han emigrado en los últimos 15 años mientras que el país mantiene una dura política migratoria e incluso ha construido una valla metálica de casi 300 kilómetros para impedir la entrada de refugiados e inmigrantes económicos.
La presencia del Pontífice será una llamada de atención para no olvidar la situación de los migrantes en el este de Europa, después de que distintos países de la región blindaran sus fronteras en 2016 cerrando la llamada ruta de los Balcanes. El lunes, Francisco visitará de forma privada una antigua escuela reconvertida en centro para solicitantes de asilo en Vrazdebna, cerca de la frontera de Bulgaria con Turquía, donde podrá saludar a unas 50 personas, la mayoría procedentes de Siria e Irak. Distintas organizaciones internacionales, incluido el Consejo Europeo sobre Refugiados y Exiliados, han denunciado las condiciones de insalubridad en estos centros, donde la mayoría de las personas viven además privadas de libertad.
Además de poner el foco en la situación de los migrantes, durante su viaje apostólico el Pontífice tratará de impulsar el diálogo con los cristianos ortodoxos de Bulgaria y Macedonia del Norte, dos países de mayoría ortodoxa donde los católicos apenas alcanzan el 1% de la población. Francisco se reunirá el domingo con el patriarca ortodoxo búlgaro Neofito en el palacio del Santo Sínodo, la institución que dirige la Iglesia ortodoxa, desde donde pronunciará un discurso en favor de la unidad entre los cristianos.