Estas dolencias, que afectan del 2 al 10% de la población mundial, son más frecuente en mujeres e impiden el desarrollo de las actividades de la vida diaria
La fibromialgia es una de las afecciones más comunes de dolor crónico, y desde 1992 la Organización Mundial de la Salud (OMS) la reconoce dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades.
Esta enfermedad, que afecta del 2 al 10% de la población mundial, es más frecuente en mujeres. Si bien hasta el momento se desconocen las causas de ambas patologías, podrían estar ligados a factores genéticos.
La Dra. Evangelina Melgar, médica psiquiátrica y coordinadora de la clínica de pacientes con fibromialgia y fatiga crónica de INECO, explica cuáles son las claves para entender estas patologías que pueden afectar el desarrollo de las actividades de la vida diaria y las relaciones interpersonales de quienes las padecen.
Fibromialgia: cuando los músculos duelen
“La fibromialgia se manifiesta entre los 30 y 40 años aunque, en menor porcentaje, puede aparecer en la niñez y adolescencia. El síntoma principal es el dolor músculo esquelético generalizado, que empeora a la presión de puntos sensibles”, describe la especialista.
Según Melgar “la intensidad del dolor varía influida por los cambios climáticos, la actividad física, el estrés psicológico o la falta de sueño. Suele comenzar en una región del cuerpo y migrar por distintas áreas, hasta llegar a generalizarse con el tiempo”.
En cuanto a los síntomas, asegura que “el 90% de los pacientes experimenta cansancio, el 70-80% trastornos del sueño y hasta un 25% ansiedad o depresión. También son frecuentes la mala tolerancia al esfuerzo; la sensación de pesadez en miembros; rigidez generalizada (sobre todo al levantarse por las mañanas); sensación de inflamación y hormigueos mal delimitados en manos y pies”.
Estas afecciones pueden estar asociadas a cefaleas, mareos, fallas cognitivas en la memoria y atención, bruxismo, síntomas gastrointestinales, como síndrome de colon irritable, dispepsia, nauseas. Al respecto, la doctora aclara que “la presencia de estos síntomas o síndromes asociados varía en cada persona”.
Otra característica importante es que algunos factores externos, como el frío ambiental, la humedad, el estrés, el exceso o la escasez de actividad, exacerban los síntomas. Mientras que el calor, el tiempo seco, la relajación y el descanso, hacen que disminuyan su intensidad.
Síndrome de Fatiga Crónica: cuando el cansancio condiciona la vida
El Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), también conocido como encefalomielitis miálgica, es una entidad clínica reconocida por todas las organizaciones médicas internacionales y por la OMS, y solo un 8% de las veces se encuentra asociada a la fibromialgia.
“El Síndrome puede aparecer a cualquier edad, incluso en la niñez, pero es más frecuente en mujeres entre los 20 y 40 años. En muchos casos, comienza de manera abrupta luego de un episodio infeccioso, o de un trauma físico o psíquico, como una cirugía, accidentes o el fallecimiento de un ser querido. En otros, aparece gradualmente”, precisa Melgar.
Además, resalta que “puede durar muchos meses e, incluso, años, y que solo un pequeño porcentaje se recupera completamente”.
El SFC se caracteriza por una fatiga extrema que dura más de 6 meses y no se alivia con el descanso. Está asociada a otros síntomas que también son constantes por más de 6 meses, entre ellos: trastornos en el sueño, dolores musculares o articulares, cefaleas, dolor de garganta, fallas en la concentración y en la memoria, la sensación de estar mareado o enfermo.
Diagnóstico y tratamiento: cómo medir el dolor
El diagnóstico de ambas patologías es clínico. “Al momento, no existen estudios complementarios que los confirmen, se establece en una entrevista con el profesional, en la que el paciente describe los síntomas”, precisa la especialista.
Para abordar el diagnóstico, se utilizan cuestionarios sobre el dolor en las distintas regiones del cuerpo y sobre la severidad de los síntomas, se evalúa la presencia de alteraciones cognitivas, de sueño, fatiga y otros síntomas somáticos. Se recomienda, además, la evaluación de un especialista reumatólogo para descartar patologías asociadas.
“El diagnóstico precoz es el principal desafío que presentan estas enfermedades, para evitar su cronicidad y mayor afectación en la funcionalidad de la persona, mejorando su calidad de vida”, promueve.
El paciente debe conocer desde el principio las características de la enfermedad para lograr su tratamiento. “Los programas de ejercicios físicos deben ser uno de los tratamientos básicospara todos los pacientes con fibromialgia. Por ejemplo, para la rigidez matutina, síntoma característico, se indican ejercicios de estiramiento y oxigenación diaria, así como actividad física aeróbica, no intensa. Los anaeróbicos no son recomendables, ya que empeorarían la sensación de pesadez y dolor”, describe.
En los casos de Síndrome de Fatiga Crónica, el tratamiento más efectivo es un abordaje doble que combina el entrenamiento cognitivo con un programa de ejercicios graduales.
Dentro de los tratamientos farmacológicos, están aprobados ciertos antidepresivos que tendrían efectividad en la disminución de la percepción aumentada del dolor, aunque no existe una medicación que por sí sola elimine todos los síntomas