La enfermedad muchas veces no da síntomas y el tumor se descubre de forma accidental, lo que puede provocar que se detecte en estadíos avanzados. Sin embargo, existen varios tratamientos que brindan un panorama más alentador
El cáncer de riñón está entre los diez cánceres más comunes. Es más frecuente que ocurra en el hombre que en la mujer y entre los factores de riesgo se encuentran el tabaquismo, la hipertensión arterial y la obesidad.
Si bien su diagnóstico temprano permitiría abordar mejor la enfermedad, es difícil de reconocer. “No hay un método de detección precoz como con el cáncer de mama”, precisó a POPULAR el doctor Matías Cortés, especialista en oncología clínica, docente de la cátedra de Oncología de la universidad Católica de Córdoba.
Es que muchas veces, no da síntomas y el tumor se descubre de forma accidental, como por ejemplo al hacerse una tomografía de abdomen. En otras, en cambio, sí da indicios, tales como sangre en la orina, dolor abdominal o la aparición de una masa palpable. Pese a que aproximadamente el 10 por ciento de los pacientes se diagnostica con enfermedad metastásica de inicio, la gran mayoría se lo detecta en etapas tempranas.
“Cuando la enfermedad está localidad en el riñón, la chance de desarrollo es muy baja. Pero si es grande, la posibilidad de recaída es de un 40 a un 50 por ciento, lo que implica que 1 de cada 3 va a desarrollar metástasis”, puntualizó el doctor Federico Losco, miembro de la unidad de tumores genito urinarios del Instituto Alexander Fleming.
Si bien son menos frecuentes, puede haber casos en los que el origen de la enfermedad sea genético, dado que existe en la familia algún antecedente de cálculos renales o de enfermedad renal avanzada.
Estado de situación
Hace algunos años se consideraba al cáncer de riñón como uno de los tumores más agresivos. Sin embargo, en el último tiempo, esta mirada fue cambiando. “En los últimos 5 años ha habido un avance arrollador en materia de tratamientos”, detalló Losco. Afortunadamente, el pronóstico de los pacientes ha evolucionado notoriamente y hoy en día hay un batallón de terapias tendientes a presentarle batalla a estos tumores.
“El tratamiento localizado, es decir cuando el tumor está confinado al riñón, que es la mayoría de los casos, es netamente quirúrgico y con él se alcanza la curación”, explicó el doctor Cortés quien además precisó que anteriormente se sacaba todo el riñón pero gracias al avance de la medicina, ahora se puede extirpar tumores pequeños respetando el órgano y quitando sólo una parte.
“Afortunadamente, la gran mayoría se diagnostica en etapas tempranas, cuando la enfermedad está localizada en el riñón”, detalló Losco quien también señaló al tabaquismo como el principal factor de riesgo de la patología.
En el caso de que se expanda hacia otros órganos, existen numerosas drogas que permiten dar una esperanza al paciente. “El gran avance es la aparición de la inmunoterapia, que estimula el sistema inmune del propio organismo para que ataque el tumor”, puntualizó Cortés, quien también se desempeña en la clínica universitaria Reina Fabiola de Córdoba.
En la actualidad, existen combinaciones de drogas que ayudan a frenar el avance de la enfermedad en más de la mitad de los pacientes y logran prolongar la sobrevida durante muchos años con una buena calidad vida.
“Las expectativas son aún mejores. Quizás en algunos años logremos considerar esta enfermedad metastásica no como algo terminal sino como una enfermedad crónica”, concluyó Cortés.