Si los niveles son altos (arriba de 220) se deben incluir estos alimentos en la dieta.
Cuando hablamos de colesterol, la mayoría de gente tiene presente que existen dos tipos, los cuales comúnmente conocemos como colesterol “bueno” (HDL) y “malo” (LDL). El colesterol es un tipo de grasa –concretamente lipoproteínas: una combinación de lípidos y proteínas– esencial para el funcionamiento del cuerpo, para la fabricación de hormonas y membranas celulares.
En el momento en que se altera el control de la producción y se produce una acumulación en el organismo hablamos de hipercolesterolemia, una afección que requiere un plan de choque, generalmente mediante un cambio de dieta y hábitos –en ocasiones también medicación–, para mantener el colesterol en los baremos recomendados por las autoridades sanitarias. Los valores normales se encuentran en 45-120 mg/dL de colesterol HDL y 50-180 mg/dL de colesterol LDL, sin que ambos superen un total de 130-220 mg/dL.
Los valores normales se encuentran en 45-120 mg/dL de colesterol HDL y 50-180 mg/dL de colesterol LDL, sin que ambos superen un total de 130-220 mg/dL.
El colesterol se sintetiza en el hígado, aunque nos llega además a través de los alimentos de origen animal, no se disuelve en agua y cuando es muy elevado puede provocar obturaciones en los vasos sanguíneos. Hablamos de colesterol “bueno” o HDL en referencia a las lipoproteínas de alta densidad, encargadas de transportar el colesterol hasta el hígado, el cual se encarga de excretarlo a través de la bilis. Por su parte, el colesterol “malo” o LDL son las lipoproteínas de baja densidad que transportan el colesterol a los tejidos para su utilización, cuyo exceso puede resultar perjudicial ya que puede taponar las arterias.
La buena noticia es que “con una serie de cambios dietéticos y de hábitos es fácil reducirlo, e incluso muchas personas que toman medicación acaban retirándola si siguen una serie de pautas”, señala la nutricionista Paloma Quintana, quien insiste en que, más allá de la dieta y la medicación, “lo más importante para mantener estables los niveles de colesterol es hacer ejercicio físico de intensidad”. Quintana señala que “el problema con el colesterol es que el que tenemos elevado es el que producimos, no tanto el que consumimos a través de los alimentos”, de manera que una dieta adecuada puede contribuir a reducirlo pero nunca será suficiente si no va acompañada de la práctica de ejercicio.