El presidente Mauricio Macri recibió este miércoles en Olivos a representantes de más de 30 cámaras empresarias, a quienes les aseguró la Unión Europea (UE) destinará un “fondo específico” para las pymes del Mercosur a fin de que puedan reconvertirse y tener competitividad en el marco del tratado firmado recientemente entre los bloques.
“Va a haber un fondo específico de la UE para las pymes de la Argentina y el Mercosur. Es en general, no por rubro y el objetivo es nivelar y que haya competitividad de las pymes del Mercosur”, sostuvo el presidente de CAME, Gerardo Díaz Beltrán, al finalizar la reunión.
El mandatario, que estuvo acompañado por el ministro de la producción, Dante Sica, el canciller Jorge Faurie y el secretario de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere, ratificó esta iniciativa ante empresarios de la Unión Industrial Argentina, la Cámara Argentina de Comercio y Servicios, CAME, la Sociedad Rural, representantes de la industria del calzado, automotrices, entre otros.
En líneas generales, la dirigencia empresaria saludó con beneplácito que luego de 20 años se concretara este acuerdo. De hecho, a lo largo de dos décadas diversos gobiernos –con mayor o menor énfasis – continuaron las negociaciones.
Es difícil encontrar algún empresario que cuestione la apertura comercial aunque sí surgen algunos reparos relativos a cómo se hará la integración. Los temores tienen una base racional, es que ni el gobierno anterior ni este convocó a empresarios que realmente manejen sus compañías para ir acompañando las negociaciones con la Unión Europea.
“A diferencia de Brasil que siempre la Cancillería trabajó en conjunto con los sectores empresarios”, comentaba un importante industrial a Ámbito. “Es cierto que el gobierno nos fue informando cómo iban las negociaciones pero no hemos tenido la oportunidad de trabajar en conjunto”, acotaba otro empresario del sector agroindustrial.
Las dudas de los sectores productivos no están concentradas solo en la “letra chica” del acuerdo sino en las dificultades macroeconómicas que es el marco de trabajo de cualquier actividad.
“Es fundamental que Argentina pueda tener una presión impositiva más razonable, una inflación acotada, bajas tasas de interés, para empezar a conversar”, explican. Sin duda, la falta de un escenario macroeconómico estable afecta cualquier tipo de arreglo comercial y en general, se ve con buenos ojos que la firma del Acuerdo “porque obligará a la dirigencia política a trabajar sobre los problemas estructurales de la economía argentina”.
Uno de los reparos no pasa por el Acuerdo sino por el prejuicio o desconocimiento que a veces tiene la dirigencia política de los empresarios argentinos. “Creen todos existimos por subsidios o si hay mercados cerrados”, aseveran. En la Casa Rosada, en el entorno presidencial es cierto que se piensa que la dirigencia empresaria “lo único que hacen es quejarse” y que no se “han adaptado a los tiempos”. Crítica que también deslizan a la dirigencia política y sindical.
Si bien los empresarios reconocen que el Gobierno les fue informando del avance de las negociaciones entre el Mercosur y la UE, la expectativa ahora está puesta en que en la implementación del acuerdo el sector empresario pueda tener un rol más activo.