Ana Rosenfeld recogió el guante y trató de no pagador de la cuota alimentaria de sus hijos. De yapa, salió Amalia Granata a quebrar una lanza por López, diciendo que su ex todavía “tiene un enganche que no puede superar”
Maxi López hizo una visita relámpago a nuestro país e hizo mucho ruido en sus declaraciones en el programa Podemos Hablar (Telefé) donde defenestró a su ex mujer y madre de sus tres hijos, Wanda Nara. Le echó nafta al fuego a tal punto que salió la modelo a defenderse en las redes sociales ensalzando a su actual pareja Mauro Icardi que actúa -siempre según ella- casi como un padre de esas criaturas. Antes de tomar el avión de regreso a Brasil, donde juega, Maxi arremetió contra la abogada de Wanda, Ana Rosenfeld: “Se enfoca solo en ir a los programas y generar polémica. Es el juego que le gusta a ella y a Wanda”, opinó.
Frente a las cámaras de Intrusos (América) en el hall del aeropuerto de Ezeiza, Maxi López, a diferencia de PH (Telefé, el sábado pasado) decidió apuntar directamente a la abogada de su ex mujer, Ana Rosenfeld: “Lo único que quiere es generar polémica en vez de concentrarse en tratar de solucionar los problemas que tenemos que solucionar. Se enfoca sólo en ir a todos los programas a decir cosas todos los días. Le conviene y utiliza a Wanda porque ella no le pagó nunca, y así puede estar en los medios y generar polémica. Creo que después de tanto tiempo había llegado el momento de salir a decir algunas cosas. Nada más”.
Del entorno de Wanda rescató a su hermana Zaira Naira: “Ella es una divina” y apuntó con mucha fuerza contra su ex mujer: “Si hay algo que resolver conmigo, Wanda, hay que resolverlo de forma madura. Lo único que quiero es tener buena relación por el bienestar de los chicos, pero bueno… Nunca tuve ese feedback (devolución) de parte de ella y todo el entorno, y siempre obtuve bloqueos y un montón de cosas que me impedían ver a los chicos, sólo que antes estaba en Europa y era todo más fácil”.
La distancia para Maxi complicó aún más la relación, el jugador pasó a jugar en Brasil por lo que debió dejar su residencia en Europa: “Y ahora, este año viajé tres o cuatro veces desde Brasil con 12 horas de vuelo para el cumpleaños de los chicos y cuando llegaba no estaban en la ciudad, o se los llevaba, como pasó la última vez. Mil veces no me abrieron la puerta”.