Mientras el gobernador Lifschitz apoya a Lavagna y Urtubey, los electos intendentes de Santa Fe y Rosario, el diputado Di Pollina y la ministra Claudia Balagué lo acusan de “derechizar” al Partido Socialista. En tanto, Bonfatti está tan frío como el clima.
Mientras el gobernador Miguel Lifschitz demuestra y se muestra con el candidato a presidente Roberto Lavagna, tal como lo hizo la semana pasada en el barrio porteño de Palermo, en la clásica muestra del campo de la Sociedad Rural. Pero el mandatario provincial no tiene el acompañamiento esperado, ya que los socialistas, lentamente, fueron tomando posiciones diversas con respecto al voto presidencial.
El encargado de tirar la bomba que provocó una gran explosión interna del PS fue el diputado Di Pollina. El pasado mes de julio dijo: “Cuatro años más de Mauricio Macri serían devastadores para la Argentina, Lavagna-Urtubey no representan nuestras ideas, y a esta altura, ante el riesgo de otro periodo de Macri, el socialismo no puede volver a equivocarse”. Sin decir a quién votaría, el mundillo de la política sabe que el voto no será en blanco y la boleta presidencial de los Fernández será la elegida por el legislador y muchos socialistas de nuestra provincia.
Lifschitz tomó nota y a los pocos días le salió al cruce: “si algún socialista díscolo quiere hacer otra cosa que lo que decide el partido no sería nada”.
¿Y Bonfatti?
Mientras que el gobernador le contestaba al diputado provincial, el presidente del partido a nivel nacional, Antonio Bonfatti, lanzaba en las redes sociales el comunicado del Socialismo con respecto a su pertenencia al Consenso Federal. De esa manera, muy fría si tenemos en cuenta el carácter del ex gobernador, se expresó a cerca de un nuevo conflicto que divide a los principales componentes del Frente Progresista.
Más díscolos
La división es tan grande, que una de las ministras provinciales, Claudia Balagué, también pateó el tablero de Lavagna, el esposo de Isabel Macedo y todo el apoyo de Miguel Lifschitz. El Partido Socialista de Santa Fe sufrió un nuevo quiebre en su estructura. Liderados por el diputado provincial Eduardo Di Pollina, este fin de semana se conformó en Rosario una nueva corriente interna, denominada “Bases”. El documento fundacional vuelca críticas a la estrategia electoral del socialismo para las presidenciales, en especial a la fórmula del ex ministro de Economía, y también cuestiona severamente al gobierno de Mauricio Macri.
“Nos acusan de díscolos aquellos que derechizan al partido, mientras que nosotros estamos aquí para reivindicar los valores, la historia y la línea ideológica del socialismo”, lanzó Di Pollina al presentar las ideas de “Bases” en el salón de conferencias del Sindicato de Empleados de Comercio. Junto al diputado provincial estuvieron la ministra de Educación, Claudia Balagué, el dirigente del Movimiento Nacional Reformista (MNR), Emiliano Pavicich; la concejala electa Lorena Carbajal; el decano de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas, Andrés Sciara, además de delegaciones de militantes socialistas de distintas localidades de la provincia de Santa Fe.
Pese a que no se hizo un gesto explícito en favor de les Fernández, los guiños fueron directos. Se presume que pasadas las primarias el apoyo se hará público. Di Pollina señaló que «No vamos a votar a Lavagna-Urtubey, y tampoco vamos a votar en blanco, porque estamos comprometidos incondicionalmente con el pueblo y la nación Argentina».
Las bases están repartidas, los que votarán a Lavagna, los que votarán a Fernández y los que están pensando qué boleta meter en la urna, si es que no lo hacen en blanco. Mientras tanto el PS busca un GPS que dirija a todos y todas hacia un camino de unidad, lejos de estas cruentas divisiones que se acentuaron con la derrota del 16 de junio.
Por Gastón Chansard.