El dueño de una concesionaria ubicada en Castelli 3500 -barrio Los Hornos- decidió quitar las rejas que protegían el local donde guarda los autos y también los vidrios templados que funcionan de escaparate porque sentía que los barrotes de hierro “entorpecían” la visual de un potencial comprador y no ayudaban a aumentar las ventas.
Con lo que no contaba el propietario del comercio era que en cerca de las 4 de la mañana del miércoles sujetos iban a llegar hasta la locación e iban a explotar el vidrio templado de un piedrazo. No se robaron nada, el suceso se basó únicamente en el daño que se podía provocar.
La decisión de quitar rejas fue un imán para los vándalos que en menos de un mes le rompieron los vidrios 2 veces.