Julio López era un militante peronista que fue víctima de las torturas en centros clandestinos en la época de la última dictadura militar argentina. Si bien sobrevivió aquella desgracia, su destino terminó en otra tragedia. Cuando la Corte Suprema anuló definitivamente en el año 1998 las leyes de impunidad y se abrieron los Juicios por la Verdad, López se presentó como víctima y testigo.
Su testimonio apuntaba al represor y genocida Miguel Etchecolatz. Un día como hoy hace 13 años, el albañil se dirigió a la audiencia para declarar contra el expolicía. Sin embargo, nunca llegó a destino. La desaparición de Julio López volvería a repetirse, pero esta vez no volvió a aparecer.
“Necesitamos que se investigue, que alguien nos diga qué pasó y sobre todo dónde está mi viejo“, reclamó Ruben López. El hijo del albañil afirma que la causa está en un “punto muerto”, sin pruebas ni certezas.
En 2014, un fotógrafo descubrió que en una de las condenas de Etchecolatz, el represor llevaba un papel donde figuraba el nombre del desaparecido. Si bien las principales investigaciones no apuntan a él, sí sospechan de su entorno. La abogada Guadalupe Godoy apuntó: “Pasaron 13 años, pero no nos podemos desanimar”.
En cuanto Etchecolatz, al día siguiente de la desaparición de López fue detenido por numerosos crímenes de lesa humanidad y lleva bajo sus hombros cuatro cadenas perpetuas.