La mujer utilizó una prótesis de ese material para compartir su historia de vida.
La historia de la Cenicienta es de las más conocidas del mundo. La protagonista, sus dos hermanas, el hada madrina y el momento cumbre: la huída del castillo antes de las 12 de la noche y el zapatito de cristal que se cae, la clave para que su príncipe azul la pueda encontrar.
Por supuesto, en el mundo real, hay princesas con algunas diferencias que no las hacen menos especiales. Como Mandy Pursley, que armó un disfraz del mítico personaje pero con un cambio fundamental: un brazo prostético de cristal.
“Cenicienta ¡con un brazo de vidrio! Si alguna vez hubo un disfraz que fue un trabajo de amor, ¡fue éste! Cuando mi hija estudiaba cuentos de Cenicienta en la escuela el año pasado me di cuenta de que aunque había tantos cuentos hermosos de todo el mundo, ¡todavía no había princesas que se parecieran a mí!”, escribió la mujer en sus redes sociales.
Pursley también destacó que cuando ella era chica no había mucha representación para personas diferentes. “Cuando yo estaba creciendo, con una diferencia física, nunca vi a chicas como yo representadas en los medios de comunicación. Me llevó mucho tiempo darme cuenta de que lo que nos hace diferentes también puede ser lo que nos hace fuertes, hermosas y únicas sin pedir perdón”, agregó.
“Este disfraz está dedicado a todas las niñas pequeñas que aprenden a navegar por el mundo con sus ‘aletas de la suerte’ (su forma de referirse al brazo amputado) u otros desafíos. Espero que sepas que eres hermosa, y que seas inesperable. Escribe tu propia historia, y sé tu propia clase de princesa”. concluyó la cosplayer.
La mujer, que hizo el traje de Cenicienta, también hizo el del príncipe, interpretado por su marido. El artista Gilbert Lozano la ayudó a crear el brazo de vidrio y la fotógrafa Kelly Anderson la inmortalizó con su cámara