En un primer momento el proyecto de ordenanza proponía eliminar todos los utensilios descartables pero en la discusión entre los ediles, que comenzó en julio de este año, decidieron solo eliminar los sorbetes e ir lentamente avanzando sobre el resto.
Se trata de una tendencia mundial, fundamentalmente de las zonas costeras, que propone un cambio cultural e ir lentamente eliminando el «use y tire» para depositarnos lentamente en la reutilización de recipientes y cubiertos.
«En la época de lo fungible o la liquidez, en donde todo se usa una vez y se deja de utilizar, esto tiene una clara cuestión práctica que nos beneficia, pero a su vez genera del otro lado una amenaza para nuestro ambiente y ecosistema», explicó el concejal Eduardo Paoletti, autor de la iniciativa.
«La problemática del plástico es considerada un drama a nivel global y complejo de abordar, por lo que considero que se debe propender a disminuir su producción y consumo, promover su reemplazo por materiales biodegradables y la opción de la reutilización y/o reciclaje. Los plásticos tradicionales tardan entre 100 y 500 años en degradarse, frente a los 3 a 6 meses que tardan los nuevos productos en biodegradarse», siguió.
Lo que plantea la ordenanza es «una primera etapa de concientización» para luego aplicarse completamente. Fundamentalmente lo que se busca es que los locales comerciales no ofrezcan al público los sorbetes (pajitas) y los clientes tengan que requerirlo puntualmente si lo desean. Así ya se había hecho hace tiempo con el salero en los restaurantes y generó una muy buena recepción en la población.