Al pronunciar un discurso en el Parque de la Paz en la ciudad japonesa de Nagasaki, Francisco consideró que su mera existencia impide frenar las actuales amenazas a la seguridad.
El pontífice depositó un ramo de flores en la zona donde explotó la bomba y prendió una vela, además ofreció un momento de silencio por las víctimas del bombardeo atómico. Posteriormente pronunció un discurso pidiendo un mundo sin armas nucleares.
El Papa Francisco llegó a Japón la víspera, convirtiéndose en el primer líder de la Iglesia católica en visitar el país en 38 años.
Con el convencimiento de que un mundo sin armas nucleares es posible y necesario, pidió a los líderes políticos que no se olviden de que las mismas no nos defienden de las amenazas a la seguridad nacional e internacional de nuestro tiempo. Es necesario considerar el impacto catastrófico de un uso desde el punto de vista humanitario y ambiental.
Su viaje de cuatro días incluye visitas a Nagasaki e Hiroshima, ciudades atacadas con bombas nucleares al final de la Segunda Guerra Mundial, que mataron al menos a 74 mil y 140 mil personas, respectivamente.
Tras su mensaje sobre la abolición de las armas nucleares en el parque situado en el hipocentro del bombardeo atómico de la ciudad de Nagasaki, el Papa Francisco viajará por la noche a Hiroshima y hablará en el Parque Conmemorativo de la Paz.
El lunes, el pontífice se reunirá con el emperador Naruhito y el primer ministro Shinzo Abe en Tokio. También se reunirá con supervivientes del terremoto y tsunami de marzo de 2011 que devastaron el noreste de Japón y celebrará una misa en el estadio Tokyo Dome.
Luego de su visita a Nagasaki, el martes, el Papa Francisco pronunciará un discurso en la Universidad Sophia de Tokio antes de abandonar Japón para regresar al Vaticano.