Corrían 9 minutos del segundo tiempo en el estadio Juan Carmelo Zerillo. Gimnasia acababa de anotar el 1-1 ante Central Córdoba de Santiago del Estero y buscaba el segundo tanto. En ese contexto, el uruguayo Braian Alemán habilitó con sutileza a Erik Ramírez, quien cara a cara con el arquero definió de zurda y su intento salió desviado. Enseguida, las cámaras de la transmisión del partido fueron con la imagen de Maradona, que se lamentó, se agarró la cabeza… Y perdió el equilibrio. Y se dio un golpe que asustó a todos sus compañeros de banco de suplentes.
Diego, de 59 años, vivió el juego con la efervescencia habitual. Y en el momento de enojarse por la chance dilapidada, se trastabilló en el paso atrás, no llegó a poner las manos para amortiguar la caída y se golpeó la cabeza contra el escalón sobre el cual está ubicado el banco. Enseguida se acercaron Sebastián Méndez y Adrián González, sus ayudantes de campo, para ayudarlo a pararse y confirmar que estaba bien de salud.