Con la idea de que el trabajo conjunto no quede solo bajo el matiz de una buena sintonía, sino sobre cimientos institucionales, la ministra de Seguridad nacional, Sabrina Frederic, y su par de Santa Fe, Marcelo Saín, se reunieron ayer para empezar a evaluar la propuesta que le llevó el gobierno local de crear, dentro la ley de Seguridad Interior, un “Consejo Provincial de Complementación” donde se trabaje en forma coordinada y permanente en políticas de fondo y para atacar las urgencias, en un distrito donde el flamante gobernador, Omar Perotti, denunció que “hubo un pacto de gobernabilidad con el delito”.
Una de las cuestiones más apremiantes es qué sucederá con los 3100 gendarmes que están destinados en Santa Fe, que hasta la semana pasada estaba a cargo del comandante general Gustavo Campagno. Se descuenta que quedarán en la provincia, pero lo que pretende el gobierno de Santa Fe es implementar un plan de trabajo coordinado con la Nación, tanto para los patrullajes como para las investigaciones más complejas.
El otro tema que propuso Saín es la creación de una instancia de trabajo especializada sobre narcotráfico, uno de los problemas que provocó una espiral de violencia en Rosario y Santa Fe desde 2013.
“El objetivo será darle un carácter de institucionalidad a la relación entre la Nación y Santa Fe para que las políticas se puedan sostener en el tiempo”, explicó Saín a la nacion.
El artículo 18 de la ley de Seguridad Interior prevé la creación de un “consejo provincial de complementación”. Ese es el andamiaje normativo que le dará sustento a la concreción de este órgano que -de acuerdo con la norma- estará “coordinado” por las máximas autoridades de la provincia y de la Nación.
En este caso se prevé que esa tarea la realice el secretario de Seguridad de Santa Fe, Germán Montenegro, exjefe de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), junto con un funcionario nacional. En la parte operativa asumirán la tarea el jefe de la policía provincial, Víctor Sarnaglia, y quien designe la cartera que encabeza Frederic.
La primera vez que llegaron gendarmes a Santa Fe fue el 9 de abril de 2014, en medio de la guerra narco que protagonizaban Los Monos con su raid de venganzas. En ese momento desembarcaron unos 4000 efectivos de manera cinematográfica con el exsecretario de Seguridad y actual ministro bonaerense, Sergio Berni, a la cabeza.
Desde entonces, cuatro veces volvieron los gendarmes a suelo santafesino en los últimos cinco años, ante cada crisis de violencia narco. Desde 2017, por orden de la exministra Patricia Bullrich, y tras un acuerdo político con Santa Fe, los uniformados federales quedaron asignados de manera permanente. Se conformó un comando unificado entre las fuerzas federales y la provincial que nunca terminó de funcionar de manera aceitada por la mutua desconfianza. Eso es lo que se busca evitar en esta nueva etapa.
Rebelión interna
La reunión entre Frederic y Saín se produjo en un contexto particular para Santa Fe, donde dos días después de la asunción de Perotti tres jefes de unidades regionales -entre ellos, el de Rosario- plantearon que “renunciaban” a sus puestos porque no habían tenido contacto con las nuevas autoridades.
Esto fue interpretado en gobierno como un intento de resistencia a los cambios que se estudian en la fuerza, que tiene 21.000 efectivos y está atravesada por casos de corrupción profunda que emergieron con la investigación judicial contra el líder narco Esteban Alvarado. En su discurso de asunción, Perotti sostuvo que en Santa Fe “hubo un pacto de gobernabilidad con el delito” durante la gestión socialista y que tuvo incidencia en un sector del peronismo y la policía.
La resistencia se hizo palpable de algunos sectores de la policía por cierto “malestar” por la designación como jefe de Sarnaglia, un excomisario que pasó a retiro hace 11 años, aunque también influye el trasfondo de la creación de un área de control de las fuerzas de seguridad con más capacidad de investigación que Asuntos Internos.
Este clima de tensión se hizo patente en un mensaje que el ministro de Seguridad le envió al jefe de policía de Rosario, Marcelo Gómez, quien había informado a los medios que “renunciaba” luego de que nadie del gobierno lo contactara.
Saín se enteró de que Gómez había retirado la custodia de los organismos judiciales que fueron blanco de ataques mafiosos este año. “Ya le ordeno que restituya eso, porque de lo contrario voy a ir para allá y la cosa se va a poner picante“, le avisó el flamante ministro en un mensaje de audio por WhatsApp que circuló por los medios rosarinos. Finalmente, según publicó La Capital, Gómez respondió, a través de un mensaje en la misma red, con un lacónico: “Buenas noches ministro. Ya está establecido”.
Los jefes de las unidades regionales deben pedir el paso a retiro y tienen que esperar a que las autoridades políticas se los otorguen. Por este hecho, fuentes cercanas a la cartera de Seguridad señalaron que se abrió una causa contra el jefe policial por “incumplimiento de deberes de funcionario público”.
Otro hecho que se sumó a aquel y causó mayor preocupación fue una serie de robos que se produjeron en la localidad de Roldán, vecina a Rosario, pero bajo la órbita de la Unidad Regional de San Lorenzo, donde hace poco más de un mes fue detenido un exjefe de Drogas Peligrosas, acusado de connivencia con el narco Alvarado.