En medio de la alerta en Italia por el nuevo coronavirus -que ya provocó 12 muertos y más de 474 contagios- y paralizó a medio país, el Papa suspendió hoy por un resfrío su participación en una liturgia penitencial con párrocos en la Basílica de San Juan de Letrán, Roma.
El director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, confirmó a LA NACION que debido a “una leve indisposición” Francisco “prefirió quedarse en los ambientes cercanos a Santa Marta”, el hotel para eclesiásticos donde vive, en el Vaticano. “Los demás encuentros proceden regularmente”, dijo Bruni, en una frase que intentó despejar cualquier sospecha de gravedad o relación con el brote de coronavirus.
Ayer, pese a la alarma que hay en el país por una epidemia del nuevo coronavirus, que afectó principalmente al norte de Italia, Francisco, que cumplió 83 años el 17 de diciembre pasado y goza de buena salud, estuvo en la audiencia general de los miércoles, en la que como siempre saludó, abrazó y besó a niños.
Esta audiencia por primera vez en semanas tuvo lugar en la Plaza de San Pedro, al aire libre y no en el Aula Paulo VI y se cree que, como era una jornada muy ventosa y ya se le notaba la voz un poco tomada, pueda haberse resfriado entonces. También pudo haber tomado frío por la tarde, cuando celebró la misa de cenizas, que abre la Cuaresma, en la Basílica de Santa Sabina, en el barrio del Aventino, cuando también pudo percibirse que tenía la voz tomada.
Pese a su estadod e salud, el Papa celebró esta mañana a las 7, como es su costumbre, la misa en la capilla de Santa Marta. Más tarde se reunió con miembros del “Global Catholic Climate Movement”.