La situación económica que están atravesando a partir del aislamiento social preventivo y obligatoiro generó una crisis en el sector que está pidiendo ayuda. Esa situación se extiende al resto de las instituciones de la provincia.
Esta semana ingresó a la Cámara de Diputados un proyecto de ley para solicitarle al gobierno provincial que abra un canal de diálogo con los más de 400 jardines de infantes privados de la provincia para que se evalúen distintas medidas paliativas en procura de aliviar la angustiante situación financiera por la que atraviesa el sector.
Entre los argumentos de la iniciativa del diputado Ariel Bermúdez se analiza que por un lado se les solicita sostener las fuentes laborales, pero al mismo tiempo están obligados a tener cerradas las puertas, ahora, hasta el próximo 26 de abril cuando el Presidente de la Nación revise si extiende o da por terminado el aislamiento obligatorio. Además, los Jardines de Infantes Privados, si bien forman parte de la educación inicial, no cuentan con ningún tipo de subsidio ni tratamiento especial en materia impositiva.
En la provincia, hay cerca de 420 jardines de infantes privados. Los mismos están distribuidos de la siguiente manera en la provincia: 39 en Santa Fe, 200 en Rosario, dos en Cañada de Gómez, siete en Casilda, 15 en San Lorenzo, siete en Fray Luis Beltrán, uno en Ricardone, dos en Puerto General San Martín, ocho en Villa Constitución, uno en Empalme Villa Constitución, 15 de Venado Tuerto, uno en Teodelina, siete en Pérez, 18 en Villa Gobernador Gálvez, 12 en Funes, cinco en Granadero Baigorria, tres de Ibarlucea, dos de Las Parejas, cuatro en El Trébol, cuatro en San Jorge, dos en Coronda, uno en Gálvez, uno en Sauce Viejo, uno en Recreo, 25 en Rafaela, dos en San Carlos Centro, uno en San Carlos Sur, uno en San Jerónimo, dos en Felicia, uno en Esperanza, cinco en San Cristóbal, uno en Céres, dos de Crespo, seis de San Justo, cuatro de Avellaneda, tres de Reconquista, cinco de Esperanza, cuatro de Firmat.
Por otra parte se sostiene que su funcionamiento se financia con el aporte de los padres a través de las cuotas mensuales, aunque a partir de la pandemia y el aislamiento “han dejado de percibirse debido fundamentalmente a que los padres no encuentran razonable seguir afrontando el pago las mismas por un servicio que no reciben”.
También se señala que los jardines privados son una fuente laboral para “una enorme cantidad de docentes de nivel inicial que el sistema formal no puede absorber” y que estas instituciones “están excluidas del sistema educativo formal, pero tienen que cumplir y acatar las mismas condiciones que ellos”.
Por último, Bermúdez argumenta que “hoy este sector, se ve ferozmente atacado por la situación generada, y su futuro luce francamente desolador, resultando imprescindible contar con urgencia con un subsidio Estatal de relevancia para poder garantizar su continuidad”.