Un reciente estudio del Conicet reveló que la sociedad multiplicó el número en medio del aislamiento social y obligatorio por el coronavirus.
Un reciente estudio de investigadores del CONICET en el Instituto Gino Germani (IIGG) reveló cifras alarmantes sobre el consumo de bebidas alcohólicas, que se multiplicó durante la cuarentena preventiva y obligatoria en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), por la pandemia del coronavirus, desatado en diciembre pasado y que se diseminó por todo el planeta.
En números
El informe marca un crecimiento alarmante de la frecuencia de consumo: se triplicó la cantidad de quienes toman alcohol a diario. Empero, también se duplicó el número de quienes no beben.
Las estadísticas son el resultado de una encuesta online, en especial en redes sociales, entre el 4 y 8 de mayo, cuando la cuarentena llevaba ya 45 días de encierro. Más de 4.600 mayores de 18 años fueron encuestadas y respondieron a las preguntas desarrolladas por los investigadores para medir el efecto de la pandemia del COVID-19 en el consumo de alcohol. En ese contexto, un total del 60,7% fueron mujeres, el 37,7 % varones, y el 1,6% se identificó como trans, no binarie o género fluido, lo que demuestra que se buscó una amplia diversidad de opiniones.
A confesión de partes
Esa multiplicación del número de personas que afirman consumir bebidas alcohólicas es más fuerte en el grupo de 35 a 44 años, entre quienes casi se cuadruplicó (de 4.6% a 18.1%). “Hay una suerte de presente continuo a través de la repetición de un día tras otro, que se traduce en una indiferenciación entre días laborales y de descanso también en lo que refiere a tomar alcohol”, explica Daniel Jones, investigador el CONICET que encabezó el estudio junto a Ana Clara Camarotti, ambos integrantes de un equipo del Área de Salud y Población del IIGG.
En el trabajo se refleja que durante la cuarentena se incorporó el consumo de bebidas alcohólicas a nuevas situaciones de la vida cotidiana: entre quienes consumieron, casi un 20% comenzó a tomar alcohol durante la cena y cerca de un 15% mientras lee o escucha música o mira televisión.
“Los resultados muestran numerosos y diversos cambios en el consumo de bebidas alcohólicas, al menos para un porcentaje significativo de la población alcanzada por este estudio, que fue población mayoritariamente femenina y con un alto nivel de educación formal en su gran mayoría”, aseguran los investigadores que realizaron el estudio.
A su vez, quienes consumieron alcohol durante la cuarentena dieron cuenta del aumento en ciertas bebidas, especialmente el vino (el 40% aumentó el volumen consumido) y la cerveza (en el 25% de los casos).
Entre las razones para tomar más alcohol, prevalecen las que suponen una desorganización del tiempo (42.2% porque tienen más tiempo libre y 29.4% por la falta de una rutina estable) y la afectación emocional provocada por la cuarentena (33.6%).
Primero la salud
Pese a los cambios en los patrones de consumo, resulta llamativo que 9 de cada 10 personas que declaran haber tomado más durante la cuarentena no crean que esto afecte su salud, sus vínculos o su trabajo y consideren su consumo problemático para alguna dimensión relevante de sus vidas. “En las clases medias, en general, el consumo de alcohol no se ve como problemático, salvo hechos excepcionales,en los que ya se considera alcoholismo ûadvierte Jones-. Así, un varón puede jactarse de su “cultura alcohólica” en su resistencia a no emborracharse, pese a haber tomado mucho alcohol. Un grupo de mujeres jóvenes o de mediana edad pueden salir a un bar de tragos y mostrarlo en Instagram. Vivimos en una cultura donde el consumo de alcohol, a diferencia de las drogas ilegalizadas, tiene alta legitimidad”.