Las medidas de aislamiento dispuestas para morigerar el avance del coronavirus impactaron sobre los ingresos de los sectores de bajos recursos y eso hizo que el nivel de pobreza trepara hasta el 45 por ciento en los últimos meses, reveló ayer el director del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), Agustín Salvia.
“La caída de los ingresos laborales de los sectores informales de clase media baja duplicó el déficit de la canasta básica”, explicó Salvia.
Al respecto, detalló: “Teníamos 8 por ciento antes de la pandemia y hoy tenemos 16 por ciento de hogares del Área metropolitana de Buenos Aires (Amba) que no cubren la canasta básica”.
Salvia consideró de “gran impacto” la incidencia de la pandemia sobre la economía y dijo que esa situación “desnudó los problemas estructurales que tiene la sociedad argentina en cuanto a dificultades para generar una rápida recuperación”.
En lo que respecta al índice de pobreza, Salvia explicó que las últimas proyecciones que se realizaron en la segunda quincena de abril pasado “dieron como resultado estimado un nivel de pobreza del 45 por ciento”.
“Hay dos tendencias. Una en el interior, en las localidades donde hubo reapertura económica. Y otra, como en el área metropolitana bonaerense, donde no la hubo y en la que seguramente se incrementó la pobreza”, agregó.
“La crisis ha golpeado a los sectores informales pobres, los cuales tuvieron un piso de protección social a través de los programas de transferencia de ingresos, pero están perdiendo sus fuentes de trabajo por la reducción de la demanda”, indicó.
Asimismo, Salvia subrayó: “Estructuralmente, es de esperar que de esta crisis se salga lentamente de aquellas actividades que el sector informal tenía como más habitual”.
Luego resaltó que el trabajo informal en el mediano plazo será “escaso” y que, desde el punto de vista estructural, eso significará “una profundización de la pobreza, no solo por ingresos sino en cuanto a capacidades de consumo e inversión en el propio desarrollo humano personal, familiar o comunitario”.
“La pobreza estructural no solo se visualiza en los asentamientos precarios, también va afectando las áreas urbanas, porque se va perdiendo la fuente de trabajo y se empieza a desinvertir en la alimentación, en educación y en la vivienda, y eso fomenta un proceso de empobrecimiento estructural y de mayores desigualdades sociales”, concluyó.
Alerta
En ese sentido, un reciente estudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) indica que el derrumbe de la economía y el aumento del desempleo debido a los efectos del coronavirus dejarán en la pobreza al 58,6 por ciento de los niños argentinos a fin de año, desde el 53 por ciento de 2019.
“Ya tenemos un nivel de crecimiento de la pobreza que va mucho mas allá de lo que la Argentina podía prever, incluso en sus peores pesadillas”, señaló Roberto Valent, coordinador residente de la ONU en el país.
En ese sentido, precisó: “Se trata de un aumento fuerte de la pobreza y hablamos también de más o menos el 58,6 por ciento de pobreza a nivel de niños y adolescentes”.
Mientras la Argentina renegocia la reestructuración de la deuda externa, los economistas esperan que su PBI caiga un 12 por ciento este año, lo que podría afectar hasta 850 mil empleos, según indicó Valent.