El negocio móvil se prepara para la llegada de modelos en los que la cámara para selfies no aparece a simple vista. Las marcas que prometen la innovación, que estira la tendencia “pura pantalla”
La carrera por la “pura pantalla” que se corre en la industria móvil se prepara para recibir a nuevos participantes: ya se alistan los celulares con cámara frontal invisible. En concreto, se trata de smartphones en los que el sensor fotográfico delantero se ubica por debajo del display, propiciando un diseño más limpio, sin interrupciones en el cristal.
En los últimos meses hemos visto prototipos que mostraron esa característica y, ahora, el calendario 2020 ya tiene marcada la fecha para la aparición del primer teléfono con cámara embebida en pantalla, tal como repasaremos más adelante.
Esta tecnología abrirá paso a un nuevo lenguaje de diseño o, mejor dicho, extenderá la filosofía que ya se ha iniciado en el negocio móvil, la mencionada búsqueda de que la pantalla ocupe cada vez más espacio al frente de los dispositivos. En ese recorrido hay algunos elementos que los fabricantes fueron eliminando en forma gradual, con diversas ideas.
Por un lado, los celulares tienen cada vez menos marcos. De ese modo, el display se estira hasta los laterales y extremos del equipo, ofreciendo una estética mucho más refinada y un ratio (la relación entre la pantalla y el tamaño del dispositivo) en favor de la primera. Por otra parte, en los smartphones más modernos han desaparecido los botones físicos al frente.
Otra “víctima” del afán por la pura pantalla es el lector de huellas, otro componente que usualmente apareció al frente de los teléfonos. ¿Cuáles fueron las estrategias, en este caso? Algunos fabricantes lo llevaron a la cara posterior y otros pocos al lateral, posiciones que a muchos usuarios resultaron incómodas. ¡Todo sea por ganar espacio en la pantalla! Ciertas marcas, incluso, prefirieron eliminar el sensor biométrico.
Pero tal como contamos, el lector de huellas también comenzó a ser ubicado debajo del cristal, consiguiendo mantenerse en los dispositivos sin robar milímetros a la pantalla. Según señalamos, ese mismo artilugio ahora comenzará a ser aplicado en las cámaras para selfies.
El recorrido de las cámaras frontales
Cuando los teléfonos tenían grandes marcos, la cámara delantera tenía un espacio cómodo. A medida que fueron desapareciendo, los diseñadores de smartphones debieron pensar soluciones: ¿dónde ubicar la cámara ante el avance desenfrenado del cristal, que se estira cada vez más hacia los extremos?
Surgieron algunas ideas, que vimos en muchos teléfonos. La principal: el célebre “notch”. Se trata de una muesca en la que se ubica la cámara para selfies, que no va de un lateral a otro sino que recorta sólo una porción del display. Hay de distintas formas, siendo la más usual la que parece una gota.
También vimos ideas más alocadas, como las cámaras deslizantes y las retráctiles. Las primeras ubican la cámara en un sector que, precisamente, se desliza y oculta detrás del cuerpo del teléfono cuando el componente fotográfico no está en uso. Las segundas son una especie de periscopio (les llaman “pop-up”) que emerge cuando el usuario quiere tomar una selfie. En ambos casos se ofrece una solución para no “robar” espacio a la pantalla, aunque se trata de mecanismos que pueden presentar fallas y roturas.
El siguiente paso: las cámaras invisibles
De un modo similar a lo que ocurre con algunos lectores de huellas, la idea con la cámara delantera es ocultarla debajo de la pantalla. Tal como adelantamos, en el sector ya se mostraron algunas ideas y ahora una marca china anunció que presentará el primer modelo comercial con ese diseño.