La Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) dio a conocer su medición trimestral sobre cuánto de la renta agrícola (ingresos menos costos) queda en manos del Estado, que para el caso del informe fue que cada %100 pesos de renta del productor agropecuario, $62 se van en impuestos nacionales, provinciales y municipales.
Si bien el índice general de FADA da un promedio de $62, la ecuación cambia según el cultivo, siendo para el caso de la soja una participación del Estado del 66,6%, maíz 52,9%, trigo 57,2% y girasol 56,3%.
En el desglose los impuestos nacionales no coparticipables son el 62,6% del total de los tributos que afronta una hectárea agrícola en Argentina, entre los cuales se destacan los derechos de exportación, a los que se le suma el impuesto a los créditos y débitos bancarios.
Los impuestos nacionales coparticipables entre el Estado nacional y los Estados provinciales suman el 31,6%, donde se considera el impuesto a las ganancias y el IVA, el 5,1% son impuestos provinciales directos, y el 0,6% son tributos municipales.
Nuevas medidas cambiarias
FADA además se ocupó de analizar las últimas medidas impuestas por el Gobierno Nacional para la compra del dólar en nuestro país, y la primer conclusión a la que llega el economista Jefe de la Fundación, David Miazzo, es que “en este último tiempo tuvimos un dólar oficial a $75, dólar bolsa a $130 y dólar blue a $140, es decir una brecha, superior al 70%, que desincentiva la inversión y la producción, porque cada dólar ganado, una vez que afronta los costos y riesgos, vale menos”.
Y para poner un ejemplo, explica: “si la producción de una hectárea de soja genera un resultado después de impuestos de 140 dólares oficiales, en realidad son 80 dólares billete”.
Un problema extra que señala FADA en relación a esta medida, es que al haber más restricciones para la compra de dólares “las personas de adquirir y stockearse de productos dolarizados: autos, electrónica, materiales de construcción. En el sector agropecuario tiene dos efectos: por un lado, incentiva a una mayor retención y ventas con precio a fijar o sin liquidar, tratando de no quedarse con pesos que pierden valor; por otro lado, también genera ese incentivo de stockearse con productos dolarizados como maquinaria, fertilizantes y fitosanitarios”.
Para Miazzo, “el endurecimiento del cepo sólo genera mayores incentivos a este tipo de prácticas, limitando la entrada de divisas e impulsando mayores importaciones. Por esto se dice que el cepo limita la pérdida de dólares de las reservas, pero también inhibe cualquier oportunidad de ingreso de dólares”.