El economista y ex secretario de Agricultura, Gabriel Delgado, analizó los cambios disruptivos de la tecnología y el negocio de los alimentos y el rol de la Argentina
Para solucionar el problema de dólares de Argentina, la Pampa húmeda tendría que tener tres o cuatro pisos, la Argentina de los granos no saca el país adelante”. Con esta contundencia, el economista Gabriel Delgado cerró una charla sobre “El futuro de la agricultura y la alimentación”, organizada por el Círculo Argentino de Periodistas Agrarios (Capa), en la que abordó los tipos de innovaciones en el mercado de alimentos a nivel global, tanto físicas como digitales y biológicas, el avance de la agricultura celular y la llamada “imposible food” que ya se consume especialmente en Estados Unidos y que gana terreno entre los consumidores veganos.
El especialista en finanzas rurales, licenciado en Economía Agropecuaria y ex secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación entre 2013 y 2015, analizó los desafíos que se vienen en materia de investigación, desarrollo, innovación y sociedad (i+d+i), conectividad, educación y regulaciones. Una tendencia que de alguna manera marca la agenda que deberá abordar el “gobierno 4.0”, según consideró.
“Muchas veces escucho a dirigentes agropecuarios decir que el sector va a sacar adelante la Argentina. Eso pasó quizás en un momento muy particular con una soja a 600 dólares. Difícilmente eso vuelva a ocurrir, ojalá que sí, pero sería muy audaz apostar el futuro de la Argentina a que los precios de los alimentos estén por las nubes”, expresó.
Además, señáló que “la Argentina tiene que darse un espacio de política agrícola” y consideró que “comenzar a producir alimentos para consumo sería una política maravillosa y un pacto social que el conjunto del país no debería romper”.
En ese sentido, Delgado consideró que existen oportunidades para producir más alimentos en el país, pero advirtió que “los problemas políticos qué hay en la Argentina son muy graves”.
“En superficie mucho no se puede crecer, por más que se pueda crecer un poco, pero os problemas de acción colectiva que tiene el sector, los problemas de representatividad son problemas gravísimos”, afirmó. Y recordó que “el resto de nuestros competidores también juegan. Brasil, Estados Unidos, Canadá Australia y Nueva Zelanda son todos jugadores muy importantes que también pueden producir mucho más”.