La aspiradora de proteínas china no se detiene: según datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), el gigante asiático se mantiene como el cliente esencial de las exportaciones bovinas.
Entre enero y septiembre compró 321 mil toneladas peso producto; es decir, 72 por ciento del total embarcado por los frigoríficos nacionales.
Es el principal factor que explica el sostenido aumento que muestra el precio de la vaca, una categoría que en Argentina no se consume, pero que en China es muy demandada.
Algunos datos del Mercado de Liniers lo muestran con claridad: las vaquillonas de hasta 430 kilos marcaron el miércoles un valor medio de 103 pesos por kilo, con un máximo de hasta 113 pesos. Este último precio no estuvo lejos del techo de la categoría tradicionalmente más cara, los novillitos, que alcanzaron 118 pesos.
En lo que va de octubre, la cotización de las vacas buenas promedió 92 pesos; las conserva, 81 pesos. Es un 12 por ciento más respecto al promedio de septiembre, muy por encima del cinco por ciento que aumentó el valor medio del novillo, y del dos por ciento de los novillitos.
Esta situación pone en un dilema a los sectores ganaderos que necesitan hembras para su producción, como los criadores de hacienda para carne y los tamberos: ¿retener o vender ante la oportunidad de obtener mayores ingresos que permiten compensar el bache provocado por la suba del maíz?
Los datos de existencias bovinas al 31 de diciembre del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación muestran que la cantidad de vacas y vaquillonas en Córdoba lleva dos años de curva descendente, tras seis de recuperación.