Los científicos aplican toda su expertise para conocer en profundidad el virus del SARS-CoV-2.
Un artículo publicado recientemente en eLife un medio especializado en avances científicos, anunció el descubrimiento de un “gen superpuesto” al que denominaron ORF3d. El equipo forma parte del Museo Americano de Historia Natural, y hallaron el gen escondido dentro de otro que pertenece a la cadena principal de 15 genes del coronavirus SARS-CoV-2.
La secuencia genética completa del coronavirus se publicó en enero, pero desde ese momento en adelante todos los científicos del planeta buscaron diferentes modos de obtener una cura, búsqueda que avanza de forma paralela con las investigaciones de vacunas que sirvan para disminuir sus consecuencias en la salud.
El ORF3d es lo que en genética se denomina un “gen superpuesto”, una especie de gen dentro de otro gen, que según los investigadores podría ser un talón de Aquiles del SARS-CoV-2, ya que podría ser el punto de replicación del virus dentro de las células huésped.
“La superposición de genes puede ser una de las formas en que los coronavirus han evolucionado para replicarse de manera eficiente, frustrando la inmunidad del huésped y transmitiéndose“, reveló el autor principal del estudio, Chase Nelson. “Saber que existen genes superpuestos y cómo funcionan puede revelar nuevas vías para el control del coronavirus, por ejemplo, a través de medicamentos antivirales utilizados en virus relacionados”, aseguró Nelson.
“El nuevo gen se superpone con otros genes conocidos en el genoma del SARS-CoV-2 y exhibe una alta tasa de cambio evolutivo. El estudio también ofrece una comparación entre otros ORF superpuestos identificados en los genomas del SARS-CoV-2, sus distribuciones en otras especies de coronavirus y sus tasas de evolución. Dada la confusión en torno a los ORF superpuestos informados hasta ahora y el hecho de que estos genes están muy poco estudiados, este trabajo es importante para establecer la existencia de genes superpuestos novedosos y estimulará más análisis sobre su papel en la patogénesis del SARS-CoV-2”, concluye el estudio.