Los torbellinos de luz permiten transportar información a nivel cuántico de manera más eficiente y tienen la capacidad de aumentar cientos de veces el volumen de información transmitida
Vivimos bombardeados de luz, y que bien que así sea, porque gracias a ella es posible desde la fotosíntesis de las plantas hasta el dispositivo en el que lees este artículo.
Por eso, para los científicos resulta clave aprender cada día más sobre la luz y su comportamiento, sobre todo a nivel subatómico.
Lo que a simple vista parece un rayo de luz, a escala nanométrica revela un particular comportamiento de los fotones, que es como se les llama a las partículas de luz.
Así, con la ayuda de poderosos microscopios, los físicos especializados en óptica han notado que la luz es capaz de formar vórtices y remolinos que atrapan y transportan información.
Incluso pueden formar figuras que parecen un “sacacorcho”, como le explica a BBC Mundo Kobus Kuipers, director del Departamento de Nanociencias Cuánticas en la Universidad de Tecnología de Delft, en Países Bajos.
¿En qué consisten estos remolinos y cómo pueden ser útiles para el futuro de la tecnología?
Remolinos y sacacorchos
La luz viaja por el espacio como una onda electromagnética que interactúa con la materia con la que se cruza en el camino, y también con otras ondas de luz.
Una forma de interacción por ejemplo, es cuando la luz de una lámpara ilumina una mesa.