Un británico asegura haberle pagado 300 libras (alrededor de 400 dólares) a un veterinario que examinó la renguera de su perro, solo para descubrir que el can simplemente estaba imitando a su dueño, que recientemente se fracturó un tobillo.
Tras descartar todo tipo de lesiones, el veterinario dio su diagnóstico: la mascota imita la forma en que camina su dueño.
Después de lesionarse, Russell Jones, de Londres, notó que su perro Billy mantenía una pata delantera levantada cuando caminaba. Preocupado por su mascota, lo llevó a un veterinario para que le hiciera todos los chequeos necesarios, incluyendo radiografías de su pata aparentemente ‘coja’. Así lo hizo el especialista, pero no pudo encontrar nada malo.
Le preguntó entonces a Jones desde cuándo había estado Billy cojeando y, al enterarse que desde el día después de la lesión de su amo, el veterinario afirmó que el perro tan solo estaba imitando la forma en que camina su dueño con el tobillo roto.