Redujeron el distanciamiento obligatorio en las aulas a 90 centímetros a partir del 1 de septiembre. La ciudad de Buenos Aires y Mendoza rechazaron la resolución porque consideran que avanza sobre su autonomía.
En una sesión del Consejo Federal, los ministros de Educación del país aprobaron modificar el protocolo escolar que rige desde mediados del año pasado y votaron la reducción del distanciamiento en las aulas, que ahora pasará a ser de 90 centímetros. De ese modo, a partir del 1 de septiembre se avanzará hacia la presencialidad plena en las escuelas.
La resolución se aprobó por mayoría. Las únicas disidencias la expresaron la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, y el Director General de Escuela mendocino, José Thomas, quienes consideraron que el texto avanza sobre las autonomías de sus jurisdicciones.
“Rechazamos porque la resolución sigue tomando como parámetros el semáforo epidemiológico que fijó por decreto Nación. Nosotros ya tuvimos el respaldo de nuestra autonomía en la Corte Suprema y dejamos de regirnos por las categorías de alarma, alto, medio y bajo riesgo que determinó Nación. Al margen, vemos con buenos ojos la decisión de intensificar la presencialidad incorporando nuevas recomendaciones de distancia entre los alumnos, como lo hicimos en CABA despues del receso de invierno”, explicaron fuentes porteñas al medio Infobae.
El ministro de Educación nacional, Nicolás Trotta, se reunió con expertos al principio de semana. Tras las consultas, hoy expuso en la sesión del Consejo Federal tres posibles escenarios que flexibilizan la exigencia del distanciamiento. Sucede que uno de esos escenarios está atado a la situación epidemiológica que atraviese cada distrito, tal como establece el DNU presidencial, y ese punto fue el que impidió el voto unánime durante la reunión.
Las condiciones que se aprobaron por mayoría
Condición óptima: las escuelas que puedan asegurar la presencialidad completa manteniendo un distanciamiento físico de 1,5 metros entre estudiantes deberán seguir haciéndolo. “Para mantener esta distancia es necesario aprovechar al máximo el mobiliario escolar en toda su extensión”, advierten.
Condición admisible: en caso de que no sea posible asegurar la presencialidad plena, se tomará una distancia física de 90 centímetros entre estudiantes en las aulas, sin dejar de sostener la exigencia de 2 metros en los espacios comunes y con los docentes. “En este caso, aumenta el requisito de ventilación, no solamente manteniendo abiertas ventanas y puertas sino incrementando el tiempo de ventilación entre clases”, recomiendan.
Excepciones: cuando no alcance esa reducción de la distancia, se abre una excepción. Aquí entra a jugar el semáforo epidemiológico que rechazan CABA y Mendoza. En contextos de bajo riesgo epidemiológico y vacunación avanzada se permitirá acortar aún más la distancia para que todos los chicos estén en el aula.
A su vez, la excepción trae aparejada otras medidas obligatorias adicionales que las dos jurisdicciones no comparten en buena medida: los testeos a la comunidad escolar, el uso de doble y triple barbijo, que la superficie mínima por estudiante en el aula sea de un metro cuadrado, realizar el rastreo de contactos en el caso de aparición de síntomas, la utilización de medidores de CO2, el control de las condiciones sanitarias de la localidad y la obligación de informar los parámetros de los testeos semanalmente en la plataforma Cuidar Escuelas.
Con la resolución aprobada, el aumento de la presencialidad empezaría a verse a partir del 1 de septiembre. De ahora en más, son las provincias las encargadas de aplicar la medida. Hasta hoy, todo el país trabaja con modalidad alternada a excepción de la Ciudad de Buenos Aires y Mendoza que avanzaron en forma gradual hacia la presencialidad plena quitando el distanciamiento de 1,5 metros tras las vacaciones de invierno.
Fuente: Infobae