Rosario tiene un gran conflicto y un combate que se pierde constantemente porque no se logra por parte del estado calidad en: personal, armamento, leyes e investigación.
En 1946, el escritor italiano Cesare Pavese creó para la literatura la novela titulada “Camino de sangre”definida por los críticos como una obra que tiene sinceridad, naturalidad y el misterio de la escritura que sólo tienen los libros auténticos.
En este nuevo siglo, transcurriendo el año 2021, la ciudad de Rosario tiene su propio “Camino de sangre” los hechos también se relatan con sinceridad y con misterio, más que naturalidad hay “naturalización”, y la gran diferencia con la obra de Pavese podríamos decir que está en que, no es una novela, este “camino sangriento” de los rosarinos es real.
Muertes, heridos, balaceras, asaltos, corrupción, sicarios, disputas territoriales de bandas vinculadas al narcotráfico, delincuentes que planean crímenes y ataques desde las cárceles, presos que se fugan de manera reiterada, niños heridos víctimas de balazos. No hay techo ni fondo, no hay límites ni escrúpulos, te matan, te balean o te roban a cualquier hora y en cualquier lugar.
Los osados y jugados criminales te amenazan en vivo y en directo “contrato sicarios para tirar tiros a los jueces” dijo en un juicio Guille Cantero, el jefe de la banda de Los Monos, cuando se le preguntó por su oficio. Te tiran los muertos en la cara, te demuestran poder de fuego y poder legal. Hoy hasta parece que eligen los horarios de noticiero centrales de TV en la noche rosarina para protagonizar los mismos con crímenes y balaceras ganando lugares en las pantallas con móviles en directo de Canal 3 y Canal 5.
El miedo y la impotencia del ciudadano común se conjugan con una casi obligada resignación, las soluciones para la escalofriante inseguridad sólo son promesas diarias y más aún en tiempos de campañas electorales, todos dicen tener un plan pero no hay resultados de ningún tipo y luego ante el fracaso o la inoperancia las excusas son siempre las mismas. Es cierto y comprensible que no existe la magia para resolver el problema de fondo, pero hay cosas simples que tampoco se resuelven al punto de resultar incomprensibles, como por ejemplo la forma en la que se fugaron algunos presos de la cárcel de Piñero o los teléfonos con línea fija que el líder de Los Monos tenía en su celda.
La media docena de crímenes mafiosos que sufrió Rosario en menos de un día, volvió a despertar todo tipo de reacciones, como este escrito, que no es más que otro grito en el desierto, a puro desahogo y sin ninguna repercusión, un alarido constante que rebota en muros fríos, penetra en oídos sordos o llega a funcionarios limitados cuyo único armamento son las palabras, reuniones o acciones sin efecto posterior.
El gran sacudón lo provoca cada tanto un estruendo como el reciente de 6 muertos en pocas horas, una balacera al Centro de Justicia Penal, una fuga masiva de presos, un crimen resonante como el del ex Concejal Eduardo Trasante o el tiroteo a la casa de Bonfatti cuando era gobernador, sólo lo descomunal impacta o moviliza, porque uno, dos y hasta tres asesinatos por día resulta normal. El terror de los cientos de robos o asaltos diarios pasan a ser increíblemente insignificantes, hay poco lugar para contarlos, y al fin y al cabo de cada violación de este tipo “se agradece estar vivo”.
Las escuelas de delincuentes y narcotraficantes llevan años de ventaja en la formación, y están mejor financiadas que el prometido ejército de la policía del bien, escaso de soldados y recursos, con grandes y corruptas falencias. Hay un combate en marcha que se pierde constantemente porque no se logra por parte del estado calidad en: personal, armamento, leyes e investigación.
Las afirmaciones de los vínculos del narcotráfico con la política son recurrentes pero nadie parece reunir capacidad, atrevimiento, o coraje para demostrarlo fervientemente y exponerlo de manera contundente y efectiva. Es así como todos son sólo sospechosos, un rotulo que a los funcionarios que delinquen no los afecta en lo más mínimo, “les sobra cara y cuero para soportarlo”, porque además saben que quienes tengan que investigarlos o condenarlos no podrán por impotentes o porque están tan sucios como ellos, o porque en el peor de los casos con un buen abogado y dinero todo se puede arreglar, porque además las leyes que tenemos se viven discutiendo, porque son ambiguas, o porque cada uno las acomoda según conveniencia, incluidos los que forman parte de la justicia.
Una sociedad en gran número perdida, agotada e indefensa, irá a cumplir con su voto el próximo domingo 12 de septiembre, el ciudadano irá con más obligación que deseo. Se le pide ejercer el poder del voto, un proyectil de papel que caerá impotente de seguridad en urnas manchadas con sangre.