Las monedas que fueron acuñadas en Inglaterra, y en lugar de decir “Provincias del Río de La Plata” se puede leer “pronvingias”. Esto las convierte en piezas muy codiciadas en el mundo de los coleccionistas.
Monedas argentinas de $1 que fueron acuñadas en el año 1995 en Inglaterra se han convertido en un tesoro para coleccionistas por un error ortográfico. Ocurre que en su reverso en lugar de decir “Provincias del Río de La Plata” se puede leer “Pronvingias” con la letra “G” en lugar de la “C”.
Gracias a este insólito error, dichas monedas hoy se ofrecen en Mercado Libre por precios que llegar hasta los 15.000 pesos por unidad.
En tanto, en el sitio especializado Numismática ArgCollectibles se vende un blister completo con 10 de esas monedas por USD 50 (unos $9.200 al tipo de cambio no oficial).
También se pueden hallar algunas en la plataforma eBay, donde se las puede comprar por USD 6 ($1.104) o USD 12 ($2.208) por moneda.
Si bien, las monedas con errores siempre son valoradas generalmente suelen ser muy escasas y en este caso todavía hay muchas en circulación.
De acuerdo a la información oficial, el Gobierno argentino —durante la presidencia de Carlos Menem— encargó la acuñación de 56 millones de monedas de un peso a Inglaterra y las autoridades recién advirtieron el error cuando llegó el cargamento.
La Casa de la Moneda inglesa aceptó el error pero las monedas debían comenzar a circular así que finalmente llegaron a las manos de los argentinos.
En el libro “Errores de acuñación en la moneda nacional”, Ariel Dabbah explica que “En la numismática nacional del siglo XX sin dudas el error más emblemático es el de la moneda de 1 peso 1995 ProvinGias. El error ortográfico fue detectado a poco de salir las piezas a circulación cuando una parte significativa de la partida ya había sido enviada a los bancos. Por unos días, la noticia copó los medios de comunicación, debido a lo burdo del error y llegó a informarse erróneamente que el Gobierno iba a recambiar las monedas a un valor mayor al nominal para quienes las devolviesen a los bancos”.
“En el año 2011, la economía adoleció el faltante de monedas en circulación y esto generó un incordio entre los ciudadanos que aún las requerían por ser el medio excluyente de pago en transportes públicos. Ante esta situación, el Banco Central, decidió poner en circulación el resto de la partida de aquellas monedas que aún se atesoraban en las bóvedas de la institución esperando destino de destrucción”, agregó en el libro.