La víctima descubrió que tenía el VIH, al enterarse de que estaba embarazada. Finalmente, hizo la denuncia ante la Justicia.
En un fallo que seguramente despertará controversias, un joven que le había transmitido el virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH) a una de sus últimas parejas, quien quedó embarazada, fue condenado por la Justicia de Córdoba. El muchacho, quien se encuentra preso por este motivo en la cárcel cordobesa de Bouwer, fue sentenciado a la pena de tres años y seis meses de prisión por el delito de “lesiones gravísimas agravadas”.
Así lo dispuso este miércoles el juez Enrique Buteler, de la Cámara 6ª del Crimen de la ciudad de Córdoba.
La mujer denunciante es ahora portadora de VIH y lleva adelante un tratamiento. La criatura, en tanto, dio negativo.
El joven, un changarín de 22 años, había llegado a juicio acusado de haber incumplido el artículo 18 de la ley nacional de profilaxis, la 12.331. La norma expresa que “será reprimido con la pena establecida en el artículo 202 del Código Penal quien, sabiéndose afectado de una enfermedad venérea transmisible, contagia a otra persona”. El artículo 202 prevé una pena de entre tres y 15 años de prisión efectiva.
En este caso, la acusación estuvo en manos de la fiscal Bettina Croppi, del fuero de Violencia Familiar. La funcionaria judicial había sido quien investigó el caso y dispuso la detención del joven.
En su alegato, la fiscalía había referido que el acusado, sabiendo que tenía VIH, no tomó los recaudos y las prevenciones necesarios para no transmitir el virus a otra persona. Ya en la Cámara 6ª, la fiscal había solicitado una condena de cuatro años y ocho meses al entender que el acusado había incumplido la ley de profilaxis.
El ahora condenado, de quien no se pueden brindar sus datos, se había declarado inocente. La abogada Susana Lucero, a cargo de la defensa, había solicitado la absolución y demandado la liberación inmediata. Entre los argumentos, dijo que no estaba claro “quién le transmitió el virus a quién”.
La joven y el acusado estuvieron en pareja aproximadamente un año, entre principios de 2018 y enero de 2019. En un control médico, según la causa, ella descubrió que estaba embarazada y que era portadora de VIH, lo que un estudio posterior lo ratificó.
Al poco tiempo se separaron. La mujer lo denunció después. La causa recayó en la fiscal Croppi, quien se interiorizó de inmediato en la causa.
Tras recoger testimonios y distintos informes, ordenó la detención y la prisión preventiva. El caso fue encuadrado en violencia de género. Un juzgado de Control lo ratificó.
“El hombre sabía perfectamente que tiene VIH, no está enfermo de sida, y nunca tomó recaudos preventivos con una de sus últimas parejas, con quien mantenía relaciones. Él no se cuidaba en lo más mínimo, debería haber usado preservativos por lo menos. La joven finalmente contrajo el virus y quedó embarazada incluso. Ya tuvo el bebé. Afortunadamente, la criatura está sana”, se remarcó desde la fiscalía.
“Al bebé no se le detectó el virus, pero a ella sí”, se indicó. Según trascendió, durante el noviazgo, el muchacho no le informó sobre la enfermedad. De todos modos, según las fuentes, ese punto no es de importancia.
De acuerdo con lo que surgió en la causa, e incluso con lo que se ventiló en el juicio, el hombre tuvo varias parejas antes y después y tampoco se habría cuidado. Con dos de ellas tuvo dos hijos.
En el juicio declararon, además de médicos, no sólo la joven denunciante, sino también sus amigas y otras parejas, quienes fueron coincidentes en sus testimonios: el acusado no tomaba prevenciones a la hora de mantener relaciones sexuales. Eso para la ley argentina es delito.