Cada 30 de noviembre se celebra su día, en conmemoración al nacimiento del “comandante Andresito”, en la provincia de Misiones. La bebida social argentina por excelencia, aporta a las defensas del organismo, colabora en la prevención de enfermedades cardiovasculares y ayuda a controlar el peso.
La festividad por el Día Nacional del Mate en Argentina es oficial desde 2015 y se celebra en honor al caudillo Andrés Guacurarí y Artigas, más conocido como “Andresito”. Él no fue el único gobernador indígena de la historia argentina, sino que fomentó la producción y distribución de la yerba mate.
La palabra mate nació del vocablo quechua matí, que significa calabaza, ya que este fue el recipiente y material donde más se tomaba cuando los españoles llegaron a América del Sur. En tanto la bombilla se denominaba tacuarí y era simplemente una caña ahuecada.
El mate es una infusión que forma parte de la identidad nacional ya que se encuentra en nueve de cada 10 hogares y en el 2020 el consumo interno alcanzó los 268,8 millones de kilos, según resaltó el Instituto Nacional de Yerba Mate (INYM).
Entre sus aportes para la salud, desde el Instituto remarcaron su “potente capacidad antioxidante”, asociada a la alta concentración de polifenoles, un grupo de sustancias químicas que mejoran las “defensas naturales del organismo y lo protegen del daño celular”.
Además, la yerba mate ayuda a controlar el peso corporal; colabora en la prevención de enfermedades cardiovasculares; reduce los niveles de colesterol y previene la aparición de enfermedades crónicas de origen inflamatorio como el cáncer y la diabetes tipo II, precisaron desde el INYM.
Como variante el mate cocido aporta los mismos nutrientes y beneficio que su hermano mayor el mate cebado
Otro beneficio que mostraron estudios científicos nacionales es la protección contra enfermedades neurodegenerativas, como Parkinson, a través de un efecto neuroprotector que fortalece la salud celular de las neuronas.
Nutricionalmente, el mate aporta vitaminas (principalmente del complejo B pero también A y C), que favorecen a que el organismo aproveche la energía que contienen los alimentos.
Además, contiene minerales como calcio, hierro, magnesio, fósforo, sodio y potasio, que contribuyen al correcto funcionamiento del organismo.
“La yerba mate se la ingiere como una infusión en diferentes momentos del día, el cual se va configurando junto a la ingesta de otros alimentos”, aseguró Laura Sansalone, licenciada en Nutrición (MP 554) del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires.
Destacó que “más allá de sus beneficios nutricionales, el acto de consumirlo nos otorga diferentes emociones relacionadas a las actividades cotidianas, tales como compañía, tranquilidad, alegría, momentos de compartir con otros”.
Con la llegada de la pandemia, hubo que reconfigurar y adaptar la costumbre tan arraigada de compartir el mate.
“Cada uno con su mate, nos cuidamos entre todos”, fue el lema de una campaña que lanzó el año pasado el Instituto Nacional de la Yerba Mate con el fin de concientizar a la población para tomar recaudos frente a la Covid-19.
A partir de la pandemia se registró un descenso del 25% en el hábito de compartir el mate, según un estudio conjunto de la Universidad Autónoma de Entre Ríos y de la Universidad Nacional de Rosario.
El consejo era que el mate cebado fuera consumido de forma individual y los utensilios (mate, bombilla y termo) sean higienizados luego de cada uso.
A partir de la pandemia se registró un descenso del 25% en el hábito de compartir el mate, según un estudio conjunto de la Universidad Autónoma de Entre Ríos y de la Universidad Nacional de Rosario de octubre de este año.
Si bien el 71% lo sigue compartiendo, lo hacen sólo con su grupo familiar o conviviente, aunque la mitad de ellos volvería a los hábitos tradicionales finalizada la pandemia.