Especialistas indicaron que actualmente se están encontrando más patógenos resistentes en la oleaginosa a causa de numerosas mutaciones en los hongos que afectan al cultivo. Destacaron que se están perdiendo hasta un 6% de rendimiento.
“De los 16 millones de hectáreas de soja que se siembran, solo se usan fungicidas en el 40% o 50% de la superficie y en la mayoría de los casos se aplica una sola vez. Pareciera que no hay una gran presión de selección, y sin embargo estamos encontrando patógenos resistentes”, dijo el fitopatólogo de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, Marcelo Carmona, en el marco de una charla organizada por UPL con motivo del lanzamiento técnico del nuevo fungicida Goldleaf.
“Estamos transitando un escenario dramáticamente diferente al de hace algunos años porque comienzan a evidenciarse problemas de fallas de control”, y uno de los principales motivos es “la aparición preocupante de cepas de hongos resistentes a una parte importante de los fungicidas que hay en el mercado”, analizó Carmona.
Según el especialista, las resistencias surgen porque las poblaciones de hongos son muy numerosas y ocurren mutaciones (cambios genéticos). “El hombre, a través de su presión de selección –al incorporar siempre el mismo fungicida, el mismo mecanismo de acción o realizar malas prácticas agronómicas- hace que los individuos resistentes, que son escasos, empiecen a ser dominantes y desplacen a las poblaciones sensibles a esos fungicidas”, indicó.
Por su parte, el asesor y especialista en fungicidas Alejandro Porfiri, otro de los especialistas que participó de la charla, remarcó que “se pierden un 6% de rendimiento” y que se trata de un problema que crece en forma silenciosa.
El manejo sanitario y los desafíos de la sustentabilidad
Los especialistas consideraron que el control químico es fundamental, pero solo no basta para hacer frente a las nuevos retos de la agricultura del presente y sobre todo del futuro.
Carmona, remarcó que en los últimos tiempos “la dinámica ha sido dramática” y es necesario ir por un camino diferente en cuanto al manejo de enfermedades. Por eso, sostuvo que la clave está en la toma de decisiones: “si vamos siempre con el misma plataforma tecnológica, si utilizamos siempre el mismo fungicida, si seguimos pensando que el control químico es la única alternativa; a la larga vamos a generar presión de selección”, enfatizó.
En la misma línea, Porfiri insistió en que “debemos ser más proactivos» y aseguró que el uso “de estas herramientas pueden evitarnos escenarios muy complicados”.
¿Por dónde es el camino, entonces? Reconocer temprano el problema, hacer foco en las buenas prácticas agronómicas, prestar atención al tratamiento de semillas, aplicar un manejo integrado, hacer rotación de cultivos, pensar en los cultivos de servicios y realizar un control químico inteligente.
Fuente: TodoAgro