El legendario excampeón mundial falleció tras dejar un gran recuerdo en el deporte de los puños, justo cuando se conmemora el Día del Boxeador Argentino.
Murió a los 87 años Horacio Accavallo, un ícono del boxeo argentino y de los tiempos de gloria de este deporte, luego de haberse consagrado campeón del mundo en 1966, en Tokio y ante el japonés Katsuyoshi Takayama.
Así, Accavallo se convertía en el segundo boxeador argentino campeón del mundo, tras la consagración de Pascual Pérez en 1954.
Accavallo, nacido en Lanús el 14 de octubre de 1934 y de origen humilde, defendió el título ante el japonés Hiroyuki Ebihara, en dos ocasiones, y ante el mexicano Efren Torres, entre 1966 y 1968, año de su retiro luego de un récord de 75 victorias (34 nocauts), 2 derrotas y 6 empates.
En ese gran 1966, ganó también el premio Olimpia de Oro al mejor deportista del año.
Zurdo, ágil, inteligente para los movimientos, Accavallo dejó su huella en el deporte de los puños.
Además, era fanático de Racing Club, por lo que siempre subía al ring vestido de celeste y blanco.
Una vez retirado, se dedicó a la venta de artículos deportivos y en 1998 sufrió la pérdida de su hija Silvana, a los 47 años.
Hace doce años que padecía Alzheimer y este 14 de septiembre dejó de existir dejando su nombre grabado a fuego en la historia del deporte nacional.
Su fallecimiento lo confirmó su hijo, con un sensible posteo en redes sociales.
“Así te voy a recordar viejo!. Con los brazos en alto como un Campeón. Gracias por tus enseñanzas y por inculcarme tus valores. Descansá en paz”, posteó Accavallo Jr.
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Por esas casualidades del destino, la muerte de Accavallo se produjo justo cuando se conmemora el Día del Boxeador Argentino en recuerdo a la histórica pelea de Luis Ángel Firpo ante Jack Dempsey en Nueva York, en 1923.