Carlos Páez Vilaró repasó lo que llamó la historia de sobrevivencia humana más importante de la historia. Sus recuerdos, su relación con sus compañeros, los problemas con las drogas y la decisión de alimentarse con los cuerpos humanos.
El viernes 13 de octubre de 1972, un avión uruguayo que llevaba a 45 personas se estrelló en los Andes. Los sobrevivientes quedaron atrapados por las montañas nevadas a casi 4.000 metros de altura.
Al décimo día se enteraron, a través de un pequeño receptor de radio, que la búsqueda del avión había sido suspendida. Dos de ellos lograron, en condiciones terriblemente adversas, cruzar a pie la cadena montañosa de los Andes, hasta que encontraron a un arriero que salió en busca de ayuda y regresó con un grupo de rescate.
Carlos Páez Vilaró, uno de los sobrevivientes, repasó en Radio Eme su experiencia, dejando frases impactantes:
“Cuando repaso lo que hicimos, no cambiaría nada a excepcional de haber esperado 10 días para alimentarnos con los cuerpos de nuestros amigos fallecidos”, indicó Páez Vilaro, para quien no hay ningún reproche ético o moral de esos hechos.
“Al dar mis conferencias, le pido a los asistentes que levanten la mano los que habrían hecho algo distinto respecto de este tema y nunca nadie me reprochó nada”, dijo el sobreviviente de Los Andes.
Además, dijo que “atravesar el problema de las drogas fue más difícil que salir de Los Andes”.