El 29 de abril, Jorge Rial sufrió un infarto mientras se encontraba de vacaciones en Colombia. Estuvo grave e internado en la Clínica del Country de Bogotá hasta que finalmente pudo volver al país en avión sanitario para continuar con su recuperación.
Esta mañana, regresó a su programa radial Argenzuela para visitar a sus compañeros y para dar detalles de lo que vivió en los últimos días. “Primero, perdón por la voz. Es la que quedó después de haber tenido un caño 14 horas en la garganta. Un espectro, casi me convierto en eso. Pasé a saludar porque los extraño y sé que la pasaron mal, que se sufrió mucho, mucha angustia”.
“Fue muy angustiante lo que pasamos todos hace 20 días en Colombia. En donde estaba y en donde me atravesó la situación que todavía estoy tratando de reconstruir. Una situación extrema que nadie pensó que me iba a pasar y que me tocó”, comenzó a decir el conductor.
“Lo primero que me atravesó fue el cuerpo, estoy haciendo las primeras salidas estoy saliendo a caminar. Y después, la cabeza. La cabeza me la partió en mil pedazos porque nadie está preparado para morirse. Literalmente fue lo que me pasó: la hoja clínica dice ‘muerte súbita’. Estuvieron 10 más o menos 10 minutos tratando de reanimarme, me dieron tres descargas eléctricas y me cagaron literalmente a palos. Omar es el nombre del enfermero que se trepó arriba mío y se negó a dejarme ir. Todavía no lo asumo. Lo cuento y parece que estoy tocando la historia de otro, pero es la mía. Realmente fue terrible y tuve mucha suerte”, contó Rial.
Luego detalló cómo comenzó todo: “Me despierto con un dolor muy agudo y media hora después llamé a la cobertura médica, y luego me fui a la clínica. Soy cabeza dura, pero sentí que algo iba a pasar”. Ahí le dijeron: “Estás transitando un infarto y hay que colocar stent”.
Fue en ese momento, cuando rápido de reflejos, dejó los números de teléfono de sus dos hijas, Morena y Rocío, y de su médico, Guillermo Capuya. “Me tuvieron 14 horas sedado, dormido… No era un coma inducido. Me tuvieron que sedar mucho porque no lograban encontrar el punto ese… técnicamente lo que tuve fue un paro cardíaco con muerte súbita. Una cosa quiero decir: la muerte no es dolorosa, es un lugar cálido. El dolor es el que dejás pero le quiero decir a todos que es un momento glorioso, es cálido, es lindo, te atrae, te lleva. Escuché la voz de mi nieto que me decía ‘dale tata, dale’. Yo lo escuchaba y me desesperaba. Pasaron cosas que tengo que armar un rompecabezas. No me alcanza el cuerpo, el alma, la cabeza, el corazón… La verdad es que es muy fuerte. Repito: escuché muchas historias como la de Sueiro. La puta madre, hay algo ahí. Yo lo vi. Hay algo de verdad, y no fue desagradable. Es más: no digo que le perdí el miedo a la muerte porque no se lo perdí, pero tengo otra mirada. Me di cuenta que no es tan jodido y doloroso”.
“Para el que se va no es doloroso, salvo que estés pasando por una enfermedad. Es una transición absoluta, una cosa natural. Tengo todavía en el cuerpo la sensación de ese calorcito hermoso. Tengo que armarlo porque es muy difícil y tampoco quiero caer en nada raro ni místico. Lo quiero hacer lo más terrenal posible. No vi ni a mi mamá ni a mi papá. Pasaron cosas, pero no pasó ahí. Es muy fuerte… Perdón por la respiración, pero me canso. Hoy vine acá porque los extrañaba. A la radio la extraño de verdad, porque los quiero y sentí su cariño. Me llegó absolutamente todo. Me tengo que recuperar físicamente para volver porque estoy muy cansado y me cuesta mucho caminar cinco cuadras. Estoy comiendo mucho mejor, bajé casi siete kilos, perdí un kilo por día en la UCI. Tengo que recuperar peso, masa muscular y la voz. Tengo que hacer ejercicios… es una recuperación lenta. Tengo ganas de volver, me gusta estar acá y extraño, pero tengo que saber que tengo que volver bien. Fue una experiencia que no quiero volver a pasar. Si viene otra vez que sea efectiva (bromeó), no me jodan porque es fuerte. Quiero estar bien, fuerte, entero, para vivir lo que tengo que vivir”, finalizó.
Fuente: NA