Las principales compañías marítimas y de logística internacional comenzaron a exigir a las empresas exportadoras que operan en la Argentina pagar el costo de los fletes depositando dólares en cuentas del exterior.
La decisión se tomó luego de que el Banco Central difirió por 90 días los pagos de fletes entre empresas vinculadas, a través de la comunicación A 7746.
Esas nuevas restricciones comenzaron a limitar la pérdida de dólares comenzaron a impactar en las operaciones de comercio exterior.
Ante esa decisión, grandes compañías del transporte y logística internacional anticiparon que dejarán de cobrar fletes en la Argentina.
Así, los exportadores locales deberán tramitar los permisos de importación para girar divisas a una cuenta extranjera o buscar otras alternativas.
Las principales compañías marítimas, como Maersk, Hamburg Sud y Hapag-Lloyd, informaron a sus clientes los ajustes en sus cobranzas a raíz de la comunicación A 7746 del Banco Central, que difirió por 90 días los pagos de fletes entre empresas vinculadas.
Hasta el 20 de abril último, los fletes se podían pagar en pesos y luego las grandes navieras accedían al mercado de cambios para girar las divisas a sus casas matrices.
Algunas compañías no aceptarán pagos en la Argentina y cobrarán en cuentas en el exterior.
“Con base en las recientes medidas tomadas por el Banco Central en relación con las transferencias internacionales de divisas que afectan los servicios de envío que presta Maersk, te informamos que a partir del 15 de mayo de 2023 todas las facturas de los envíos a Argentina serán pagaderas en origen”, informó esa compañía, la mayor empresa de transporte marítimo del mundo.
Si bien existe la posibilidad de que los proveedores paguen en el exterior, los operadores locales creen que terminarán haciéndose cargo de pactar a un precio los fletes y esperar hasta dos meses para obtener las divisas.
Además del diferimiento de los pagos de las empresas de transporte internacional, el Banco Central sumó otra traba la semana pasada con la comunicación A 7771, donde estableció que los pagos de fletes al exterior deberán tramitar un permiso de importación de servicios (SIRASE) ante la secretaría de Comercio, lo cual puede demorar hasta 60 días.
Según los exportadores, las medidas repercutieron en un encarecimiento de los fletes.
Hasta fines de abril, las agencias marítimas estimaban sus costos con un tipo de cambio un 5% por encima del dólar importador, en $244,50.
Pero a partir de los cambios, los servicios pasaron a cobrarse a un dólar cercano a los $350, lo que implica una brecha cambiaria del 40%, y hay preocupación por la actividad, explicaron desde la Federación de Cámaras de Comercio Exterior (FECACERA).
Desde el sector consideran que a corto plazo provocará una interrupción de la fluidez en la cadena logística, con el consecuente impacto en la operatoria comercial, sobre todo de las PyMEs que no tienen infraestructura ni capacidad financiera para pagar en origen sus fletes.
Esa federación alertó al Banco Central que las cadenas logísticas pueden quebrarse, con lo cual se interrumpirán los flujos comerciales desde y hacia Argentina.
El Gobierno justificó las últimas medidas en las denuncias impulsadas por la Aduana para controlar la sobrefacturación de fletes.
En el sector exportador creen que el objetivo del Gobierno es postergar el pago de divisas por US$ 2.000 millones hasta fin de año.
Fuente: NA