El ex futbolista Alfredo “El Tanque” Rojas, emblema de Boca Juniors en la década del 60, murió hoy a los 86 años, luego de descompensarse en una cochera, de la cual dio aviso a emergencias una persona que lo halló.
El ídolo de Boca ganó el torneo de Primera División en 1965 y la Copa de las Naciones con la Selección argentina un año antes, también defendió las camisetas de Lanús, Celta de Vigo, Real Betis, River, Gimnasia y Esgrima La Plata, Peñarol, O’Higgins y Universidad Católica.
El oriundo de Lanús llegó a Boca para reemplazar al brasileño Paulo Valentim. De físico corpulento y gran cabezazo, producto de su oficio dentro del área logró destacarse y ser el goleador del equipo con 17 tantos en la conquista en 1965. Además, con la camiseta del “Xeneize” disputó un total de 197 juegos, en los que aportó 89 goles y sufrió ocho expulsiones.
En la Selección argentina también formó parte de los planteles mundialistas en Suecia 1958 -eliminado en primera ronda- e Inglaterra 1966 -cayó en cuartos de final a manos del conjunto local-. También fue subcampeón en la Copa América de Uruguay 1967 en la que sucumbieron ante los anfitriones.
Según indicó el mismo Rojas en una entrevista, su entrega y espíritu de lucha dentro del campo de juego provenían de su mezcla de sangre belga y argentina. “Esa combinación me hizo un poco europeo y un poco americano. Me sirvió mucho para mi profesión, para ser un luchador en la cancha. Mamé las costumbres europeas del trabajo y la educación”, aseguró en diálogo con El Gráfico.
Aunque Rojas aprendió un oficio en su juventud, fue su madre quien lo alentó a seguir una carrera como futbolista profesional. Abandonó su aprendizaje como bobinador en los ferrocarriles para dedicarse al fútbol, donde su talento se hizo evidente rápidamente.
“En mi época se estilaba aprender oficios, y lo hice con las bobinas, porque en esa época había buen trabajo en los ferrocarriles. Llegué a ser aprendiz de bobinador en Constitución aunque a los 17 años dejé porque ya jugaba en la primera de Lanús. Mi madre me dijo que para recibirme de bobinador había tiempo; para el deporte, no. Es decir: me vio condiciones y me alentó para que fuera jugador”, destacó en su momento el ex delantero.
“Yo encajo perfecto en “El sueño del pibe”, porque salté de jugar en la Quinta de Lanús a la Primera, sin escalas, como dice el tango. Fue aquel famoso Lanús de los Globetrotters del año 56, que terminó segundo de River. Y seguí hasta el Mundial de 1958, pero siempre siendo amateur. Nunca tuve contrato en Lanús, sólo cobraba los premios”, fueron sus dichos.
Fuente: NA