La brecha de precios entre Argentina y Uruguay es la más alta desde 2015 y le permite a los orientales comprar comida a un tercio de lo que pagarían en su país.
Así lo reveló un informe realizado por una Universidad de Uruguay en el que evaluó el comportamiento de los precios en la zona de frontera.
El análisis se basa en el estudio de 60 productos en establecimiento de grandes superficies durante septiembre realizado en las ciudades fronterizas de salto t Concordia.
El trabajo “Indicador de Precios Fronterizos (IPF) es realizado por el Observatorio Económico de la Universidad Católica de Campus Salto. Este estudio se realiza con el fin de evaluar el impacto que tiene la economía argentina en esas ciudades limítrofes, que ven afectada seriamente su vida económica.
Si tomamos en cuenta que este estudio refiere a los precios de septiembre, es lógico suponer que esta brecha se amplió tras la disparada del dólar que lo llevó a cotizar por encima de los $1.000.
Durante los últimos meses es común observar largas colas en los puestos de Aduana y en los supermercados del lado argentino con automóviles con patentes de Uruguay que aprovechan esta diferencia de precios.
El trabajo determinó que los precios en Salto, Uruguay, estuvieron durante septiembre un 180% más caros que en Concordia (Argentina), y es la mayor diferencia desde julio de 2015. Asimismo, precisó que el menor spread se observó se verificó en marzo de 2018 cuando había sido de 38%.
La mayor preocupación se centra en el tema alimentos, dado que los precios en 30 productos relevados mostraron una diferencia de 190%. El mayor margen se detectó en mayonesa y postres en polvo donde el margen llegó a $700. Otros productos con márgenes significativos son vino (237%), cervezas (376%) y cigarrillos (283%).
El estudio también abarcó prendas de vestir donde la brecha detectada es del orden de 76%.
En lo que respecta a combustible la diferencia de precio se elevó a 193%.
Entre los bienes de aseo personal se revelaron márgenes de 503% en desodorantes, de 446% en shampoo, 380% en jabones de tocador, 316% en pasta dental y 148% en papel higiénico.