Tras reunirse con funcionarios de la provincia de Santa Fe, la Ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, prometió capacitar al personal santafesino para el uso de pistolas taser. Sin embargo, su uso aún no está aprobado, pero tema si está instalado y genera gran controversia. En este medio, semanas atrás, el ministro de Seguridad de la provincia, Pablo Cococcioni, sostuvo que “Nosotros no tenemos ningún prurito ideológico, el único que tenemos es pragmático y económico”.
Sin embargo, este lunes en Radio EME, el concejal santafesino Jorge Fernández, se mostró totalmente en contra: “No estoy de acuerdo por que la GSI no realiza tareas de policía, no puede usar armas, es una normativa provincial”.
Por otro lado, el funcionario analizó que “Bullrich se confundió con la policía de Buenos Aires, que sí lo puede hacer, no así la GSI. En un futuro la GSI podría convertirse en una policía, pero sería algo más profundo, no es para ahora”.
Finalmente, Fernández se refirió a otros detalles en torno a la discusión: “Hay muchas personas que se encuentran indefensos, no solo la GSI. Además, la ONU las considera muy peligrosas y no hay evidencia empírica que reduzcan las tasas de criminalidad. Los argumentos que están utilizando para implementar las pistolas taser son muy cuestionables”.
Escucha la palabra de Jorge Fernández en Radio EME:
¿Que piensan desde el oficialismo?
Otro de los ediles que opinó al respecto por RADIO EME fue Carlos Saurez, de “Unidos para Cambiar Santa Fe”. En tal sentido, expresó que “en lo particular, estoy a favor de evaluar la incorporación de cualquier tipo, no solo de elementos u líneas de acción política, que tiendan a mejorar la situación de seguridad que tenemos. Tenemos que estar abiertos a dar la discusión”.
Sobre el tema de debate en sí, el concejal radical aseguró que “la realidad normativa que tenemos hoy impidirían que la GSI pudieran utilizar pistolas taser por dos razones. En primer lugar, por la cuestión municipal. La GSI fue pensada con una función de mediación y prevención. Frente a esto, intervenir en los conflictos con las pistolas taser implicaría un cambio absoluta en la lógica con la que fue creada. Además, el monopolio del uso de la fuerza es de la policía de la provincia, por lo que habría que tener una autorización provincial”
Escucha la nota con Carlos Suarez en Radio EME:
¿Cómo se aplica en Buenos Aires?
Por su parte, en diálogo con Radio EME, Ezequiel Diduch, Oficial Primero de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, instructor de tiro e instructor de Taser de la fuerza, destacó que el arma “trabaja con dardos a diferentes distancias dependiendo del cartucho que esté previsto. En Buenos Aires están previstos cartuchos de hasta 7 metros y el voltaje al contacto con la piel de la persona es 2400 a 4000 para generar la inmovilización neuromuscular”.
Por otro lado, sostuvo que “Lo que se busca es que tanto la persona que produce la incidencia, como para terceros ocasionales, y para el personal policial, se mucho más fácil de controlar a un delincuente sin exponer a el u otra persona”.
Escucha la palabra de Ezequiel Diduch en Radio EME:
¿Qué es una pistola taser?
La pistola Taser fue diseñada por John H. Cover, piloto de bombardero durante la Segunda Guerra Mundial, y la denominó así por el acrónimo de Tom Swift, su personaje favorito de ficción.
La Taser es un arma de electrochoque “no letal” que, al tener contacto con un sujeto, incapacita de forma temporal a las personas. Esto es posible mediante el disparo de dardos electrificados que paralizan los mecanismo musculares del cuerpo.
Luego del uso de cada Taser, la memoria interna del dispositivo empleado será preservada para los controles que sean necesarios realizar a futuro. Este tipo de armas es utilizado en países como Alemania, Arabia Saudita, Canadá, Noruega, Polonia, Reino Unido, Turquía, Costa Rica, República Dominicana, Guatemala, Honduras, Panamá, Ecuador, Chile, Colombia, Brasil, Bolivia, entre otros.
En palabras del fabricante, los dardos de la pistola Taser tienen la capacidad de perforar la piel del objetivo. Al ser impactado, los choques eléctricos que recibirá el cuerpo contraen -de forma violenta- los músculos y son capaces de generar un fuerte dolor en la persona afectada.
