Durante la celebración de la Feria del Libro de Buenos Aires, se destacó la importancia de debatir y analizar el estado de la educación federal en el país. Con el objetivo de profundizar en esta discusión, el auditorio de Ticmas contó con la presencia de José Goity, quien actualmente desempeña el cargo de ministro de educación de la Provincia de Santa Fe, aportando su visión y experiencia en los esfuerzos por adaptar y mejorar el sistema educativo en su jurisdicción, reflejando de esta manera, el compromiso y la búsqueda de soluciones para encarar los desafíos educativos a nivel nacional.
Plan provincial de alfabetización
Ante este escenario, y tras asumir nuestra gestión, nos propusimos como prioridad abordar la alfabetización de manera integral. Evitando limitarnos a proyectos piloto dado el valioso tiempo que nuestra provincia ya ha perdido, decidimos implementar un plan de alfabetización santafesino a gran escala y con alcance universal. Para ello, evaluamos diversas experiencias exitosas dentro del país, tales como las realizadas en Entre Ríos, Salta y algunas iniciativas en Córdoba, para adaptarlas a nuestras necesidades específicas.
En enero, lanzamos las primeras acciones de este plan y, en un tiempo récord, hemos avanzado significativamente. Hemos realizado reuniones con supervisores y dirigido encuentros virtuales con directores y vicedirectores de todas las escuelas primarias de Santa Fe para detallar el proyecto. Además, estamos en pleno proceso de capacitación de 4.000 docentes y directivos que participarán durante el año en la implementación del plan. Para apoyar este esfuerzo, hemos producido 150.000 volúmenes que incluyen una novela y un libro de tareas para cada estudiante de primer grado, así como materiales específicos para los docentes. Estos recursos ya se están distribuyendo por todas las regiones educativas, o sea que podemos decir que el Plan de Alfabetización ya está en proceso para todos los primeros grados de la provincia de Santa Fe.
¿Cómo plantearon hacer la capacitación docente?
Nuestra estrategia se basa inicialmente en el soporte bibliográfico, ya que consideramos fundamental la literatura para la enseñanza de la lectura. Estamos profundamente comprometidos con fomentar la lectura y el uso de la literatura en todos los niveles de la educación, tanto obligatoria como no obligatoria. Comenzaremos la capacitación docente al mismo tiempo que implementamos nuestro programa y plan de estudios, el cual incluirá siete sesiones de formación a lo largo del año. Además, incorporaremos operadores pedagógicos que brindarán apoyo constante a cada escuela, utilizando WhatsApp para enviar dos veces por semana actividades y sugerencias, además de realizar un seguimiento permanente para evaluar el progreso. Esto se debe a que reconocemos la falta de evaluaciones de aprendizaje propias en nuestra provincia, y por ello planeamos desarrollar nuestra primera evaluación censal específica en octubre para los estudiantes de segundo grado, enfocándonos en la fluidez y comprensión lectora.
Nos hemos propuesto garantizar que ningún estudiante finalice el primer ciclo de la escolaridad primaria sin haber adquirido plenamente las habilidades de alfabetización. Creemos firmemente que no existen barreras insuperables que impidan lograr este objetivo con cada niño y niña de tercer grado. Al tener indicadores claros desde segundo grado, podemos identificar tanto las fortalezas como las áreas que necesitan refuerzo, permitiéndonos actuar de manera efectiva para asegurar el éxito en la alfabetización de todos nuestros estudiantes.
Deserción escolar
La deserción escolar es un fenómeno que se observa con mayor frecuencia en la educación secundaria que en la primaria, y precisamente como ministro, enfrento dos grandes preocupaciones. La primera es combatir la deserción, una tarea que históricamente ha implicado buscar y reintegrar a los estudiantes que abandonan el sistema educativo, una responsabilidad estatal fundamental que se ha intensificado con los desafíos traídos por la pandemia. Sin embargo, más allá de reintegrar a estos estudiantes, es crucial enfocarnos en retenerlos activamente en el sistema, ya que prevenir su salida resulta menos costoso y más eficaz que recuperarlos tras haber abandonado la escuela.
En este sentido, nuestro compromiso va más allá de la simple contención; buscamos asegurar que la inclusión en el sistema educativo se fundamente en el aprendizaje efectivo. La educación que ofrecemos debe tener como objetivo no solo mantener a los estudiantes dentro de las aulas, sino garantizar que adquieran conocimientos valiosos. Por lo tanto, diferenciamos claramente entre contener, que es un primer paso necesario, y enseñar, que es nuestro verdadero propósito.
En cuanto a la educación secundaria, reconocemos la necesidad de una reforma profunda que no solo modifique estructuras, sino que también reconsidere el propósito y la relevancia de esta etapa educativa. Actualmente, la educación secundaria enfrenta una crisis de relevancia y utilidad; los estudiantes deben comprender la importancia y el beneficio práctico de su formación. No podemos ignorar que para un adolescente, permanecer en la escuela secundaria representa un esfuerzo significativo que debe justificarse con una educación que le proporcione herramientas útiles para su futuro académico y laboral. Este enfoque redefinido es fundamental para abordar las actuales deficiencias de la educación secundaria, estableciendo una conexión directa entre los esfuerzos de los estudiantes y sus futuras oportunidades de empleo y desarrollo personal. Este desafío filosófico y conceptual es el que guía nuestras estrategias y acciones encaminadas a revitalizar la educación secundaria.
¿Cómo pasar del secundario a la universidad pensando en la empleabilidad de los estudiantes?
Es fundamental garantizar que los estudiantes de los últimos años de secundaria vean la relación directa entre su esfuerzo actual y su utilidad futura, especialmente en preparación para la educación superior. Por ello, estamos intensificando la colaboración con las universidades, enfocándonos en los cursos de ingreso. Las universidades han creado estos programas en respuesta a las dificultades que los estudiantes enfrentan al ingresar a la educación superior, reconociendo que es mejor abordar estos retos antes del primer año universitario mediante una preparación previa.
Si yo pudiera rediseñar parte de la escolarización secundaria, liberaría el quinto año para alinearlo con las necesidades de los estudiantes que aspiran a continuar sus estudios universitarios. Imaginemos que pudiéramos certificar el quinto año para aquellos que se dirigen a la universidad, ofreciéndoles un curso de ingreso acreditado y brindándoles un ambiente de apoyo y asesoramiento que les prepare adecuadamente para esta transición. Aunque sabemos que este es un objetivo ambicioso, consideramos que es una dirección hacia la cual debemos avanzar.
Actualmente, estamos desarrollando convenios con las principales universidades de Santa Fe, y planeamos extender esta colaboración a otras instituciones de educación superior, tanto públicas como privadas. El objetivo es establecer una estrategia común que aborde adecuadamente los desafíos del último año de secundaria, con un enfoque particular en preparar a los estudiantes para el éxito en la universidad. Este esfuerzo conjunto busca resolver la crisis de relevancia y utilidad que afecta especialmente a los últimos años de la educación secundaria, enfocándose en asegurar que los alumnos comprendan el valor práctico de su educación para su futuro académico y profesional.
A qué hace referencia la frase “recuperar el protagonismo de la docencia”
Desde una perspectiva crítica y constructiva sobre el sistema educativo, cabe reconocer que Argentina ha realizado inversiones significativas en el ámbito de la educación. Aunque algunos puedan argumentar que estas inversiones no son suficientes, lo cierto es que el país sí ha destinado recursos importantes a este sector. Sin embargo, el problema radica en que el sistema educativo no está respondiendo en función de los recursos que la sociedad le asigna. Esto se traduce en que no se están alcanzando los niveles de aprendizaje deseados, ni en la calidad ni en el tiempo esperado, considerando la inversión realizada.
Este desajuste se debe, en parte, a que se ha puesto demasiado énfasis en los recursos materiales, descuidando los procesos de aprendizaje y el rol esencial de la enseñanza. Ser docente implica dedicarse a la formación y al desarrollo de los estudiantes, pero actualmente, gran parte del debate sobre la profesión docente se centra en las condiciones laborales. Si bien estas son cruciales y absolutamente necesarias, no debemos olvidar que el corazón de la labor docente es el impacto en el aprendizaje de los estudiantes.
Por lo tanto, este cambio de enfoque hacia las condiciones de trabajo, dejando en segundo plano los resultados educativos y los procesos de aprendizaje, está afectando negativamente al sistema educativo. Esto no significa que sea la única razón detrás de los desafíos actuales del sistema, pero sí contribuye a explicar por qué hay dificultades para obtener resultados que correspondan tanto a las expectativas de la sociedad argentina como a los recursos invertidos en educación.
¿Cómo se logra?
La prioridad es restaurar la fe en la capacidad de aprendizaje. Se ha subestimado la confianza de los docentes en su habilidad para enseñar, especialmente en la creencia de que todos los niños, independientemente de su situación socioeconómica, tienen la capacidad de aprender. Esta desvalorización es más notable en los primeros grados de la escolarización primaria, donde prejuzgamos las capacidades de aprendizaje de los estudiantes basándonos en su contexto, minimizando así el valor de nuestra vocación docente.
Por lo tanto, lo esencial es reforzar la autoestima profesional, creyendo firmemente tanto en nuestra capacidad para enseñar como en la capacidad de aprendizaje de cada uno de nuestros estudiantes. Después, es crucial focalizar nuestra estrategia en el aprendizaje eficaz. En nuestra provincia, la ausencia de evaluaciones propias de aprendizaje complica la verificación del éxito de nuestras políticas educativas y la efectividad de la formación docente. Sin indicadores claros, nos resulta difícil determinar si las mejoras en las condiciones laborales o la infraestructura escolar están verdaderamente impactando en el aprendizaje de los estudiantes. Este enfoque equivocado impide que nuestros esfuerzos se traduzcan en resultados significativos, pues sin un diagnóstico preciso, cualquier iniciativa corre el riesgo de ser infructuosa.
Estamos convencidos de que el enfoque correcto es fundamental y, por ello, estamos empeñados en implementar políticas que estén alineadas con esta visión. Creemos en la importancia de ajustar nuestros métodos y estrategias educativas para asegurar que cada esfuerzo se refleje en una mejora tangible en el aprendizaje de los estudiantes.
“Al abandono no se lo combate escondiendo resultados sino mejorando las condiciones”
Debemos asegurar que los estudiantes promovidos posean genuinamente los conocimientos esperados, evitando así caer en el autoengaño y la degradación del valor de los títulos educativos.
Además, es importante diferenciar la obligatoriedad de la educación de la promoción automática. Que la educación sea obligatoria no implica que los estudiantes deban avanzar de grado sin haber adquirido los conocimientos necesarios. Nuestra responsabilidad está en ofrecer el apoyo necesario para que alcancen dichos conocimientos. Enfrentar estas verdades puede ser incómodo y revelar debilidades en nuestro sistema, pero mirar hacia otro lado solo nos llevaría a engañarnos. Como integrantes del sistema educativo, es nuestro deber trabajar para corregir estas falencias y mejorar la educación que ofrecemos.
Fuente: Infobae