Esta mañana la noticia corrió como reguero de pólvora: tres choferes de una empresa de transporte que se disponían a trasladar a una delegación de alumnos de cuarto grado de la escuela Dante Alighieri desde la ciudad de Rosario hacia Santa Fe, fueron desafectados, por no pasar un control de narcolemia.
Tras realizar el test a los dos primeros choferes, la empresa convocó a un tercero, a quien la medición también dio positivo de THC (Tetrahidrocannabinol). Motivo por el cual el viaje fue suspendido. La empresa decidió someter a sus choferes a una contraprueba, que dio negativo.
Debido a la trascendencia que tomó la noticia, desde la CNRT (Comisión Nacional de Regulación del Transporte) emitieron un comunicado oficial en el que informan que luego del test realizado en la terminal de omnibus de la ciudad de Rosario, los choferes fueron sometidos a análisis de sangre y orina que demostraron que ninguno de los tres tenía rastros de haber consumido cualquier tipo de sustancia.
En el mismo comunicado, María José Aguilera, delegada de Santa Fe, quien firma el documento, aclara “a la ciudadanía en general y a los damnificados en particular por estos eventos, que la potestad de los controles en Terminal para los servicios interjurisdiccionales es de CNRT y que los servicios provinciales le corresponden a la órbita del gobierno de la provincia de Santa Fe”.
A cada chofer se le tomaron tres muestras que fueron analizadas en en el Hospital Clemente Alvarez (HECA), en el hospital Español y en un laboratorio privado a cargo de la empresa transportista. Por lo tanto las pruebas en efectores públicos y privados arrojaron el mismo resultado, descartando que las personas a quienes los test preventivos llevados a cabo por personal de la Municipalidad de Rosario en la Terminal de omnibus y dieron positivo en la madrugada, hayan consumido alguna sustancia que les impidiera conducir el coche que la empresa de transporte en la que trabajan les había asignado.
Conocido todo esto, cabe preguntarse, quien va a resarcir a los trabajadores, la empresa y los alumnos que no pudieron realizar su viaje, debido al mal funcionamiento de un aparato que delató la presencia de alguna sustancia que más tarde quedó probado no habían consumido los choferes.
Sabemos de la importancia de realizar los controles que despejen cualquier tipo de dudas de los usuarios en cuanto al estado de quienes son los encargados de conducir un vehículo para el transporte de pasajeros y más aún si ellos son niños en un viaje escolar, pero el Estado, en cualquiera de sus niveles, debe garantizar el funcionamiento de los elementos para llevar a cabo las pruebas, para tranquilidad de los viajeros y de los propios trabajadores.