Ecuador vivirá este domingo una jornada clave para su futuro político, social y económico. En una segunda vuelta electoral altamente polarizada, se enfrentarán el actual mandatario y candidato a la reelección, Daniel Noboa, y la aspirante progresista Luisa González, heredera del espacio político del expresidente Rafael Correa.
Analistas coinciden en que se trata de una elección compleja, en la que el país llega dividido entre correísmo, anticorreísmo y un creciente número de ciudadanos desesperanzados con la política tradicional. El balotaje será definido por un electorado que, en palabras del sociólogo Nicolás Oliva, “no elegirá al mejor, sino al menos malo”.
Dos visiones de país
La contienda enfrenta a dos proyectos de país bien diferenciados. Noboa, de 37 años, empresario y representante del Movimiento Acción Democrática Nacional (centro), busca consolidar su mandato hasta 2029 con un discurso de orden, modernización y lucha contra el crimen organizado. Por su parte, González, de 47 años, abogada y militante de izquierda, representa a un amplio frente de sectores sociales y progresistas que impulsan un retorno a las políticas del correísmo.
Según cifras oficiales, entre ambos candidatos reunieron el 88% de los votos en la primera vuelta del 9 de febrero. La elección de este domingo podría definirse por una fracción mínima de votantes indecisos, nulos o abstencionistas, lo que hace prever un resultado muy ajustado.
Gobernabilidad en duda
Agustín Burbano de Lara, sociólogo y analista político, advierte que el próximo presidente tendrá el desafío de “reconstruir una comunidad política” en un país atravesado por una profunda brecha ideológica y una relación cada vez más distante entre la ciudadanía y la dirigencia.
Decio Machado, otro consultor político, remarca que “el electorado vota desde hace años al candidato menos malo”, y agrega que la brecha entre la sociedad y el establishment político no ha hecho más que profundizarse.
Un país en crisis
La elección se da en un contexto marcado por la crisis de seguridad y económica. Solo en enero y febrero de 2025, Ecuador registró 1.529 homicidios intencionales, el inicio de año más violento en su historia, en el marco del “conflicto armado interno” declarado por Noboa contra 22 bandas criminales vinculadas al narcotráfico.
En lo económico, la situación también es crítica. El desempleo alcanzó el 3,5% en febrero, y el país atraviesa una recesión provocada por una combinación de crisis eléctrica, inseguridad y desaceleración del consumo. El Banco Central de Ecuador proyecta un crecimiento moderado del 2,5% para este año, aunque los desafíos son enormes.
Sea quien sea el ganador, el nuevo presidente tendrá que enfrentar un escenario difícil, con demandas sociales urgentes, un sistema político fragmentado y una ciudadanía cansada de promesas incumplidas. En Ecuador, la democracia está en juego, y la decisión está en manos de un electorado dividido, escéptico y ansioso por un cambio real.