Según Unicef, 12 millones de niñas (una de cada cinco en todo el mundo) son casadas cada año antes de cumplir los 18 años.
En esta parte del mundo, el matrimonio es una práctica asociada a la adultez y ligada directamente a la posibilidad de elección de esos adultos. Los matrimonios arreglados resultan rarezas completamente ajenas a nuestra vida, sin embargo, en otras partes del planeta son una realidad, y lo que es más grave, involucran a menores de edad. La cifran son contundentes: según Unicef, 12 millones de niñas (una de cada cinco en todo el mundo) son casadas cada año antes de cumplir los 18 años.
En la India el matrimonio infantil está prohibido desde 2006, sin embargo es una práctica habitual y extendida en todo el país, aunque en las regiones más pobres el porcentaje de casos resulta abrumador. Por lo general, los padres arreglan estos matrimonios y buscan un marido para sus hijas porque ellos no pueden costear su mantenimiento.
La historia de Monika comenzó como la de una estas niñas, sólo que la de ella dio un giro particular ya que decidió sabotear su propia boda y evitar pasar el resto de su vida con un hombre al que no conocía.
La periodista de la BBC, Naomi Grimley, viajó a Bikaner, en el noroeste de India, para conocer y poder contar la historia de Monika, una niña de 13 años que debía casarse en noviembre pasado después de que sus padres le comunicaran un par de meses antes que habían encontrado un hombre para ella. El candidato elegido vivía a 200 kilómetros de su casa y, según le dijeron, “tenía 22 años, era muy amable, educado y trabajaba como obrero” recuerda Monika. Ella no lo conocería hasta el día de la boda, sus padres sólo le mostraron una foto.
La primera reacción de Monika fue obedecer y hacer lo que le decían sus padres, sin embargo las dudas comenzaron a aparecer a los pocos días del anuncio: “Sentía que era muy joven y que no debería casarme. Quería estudiar y ser maestra” explica en la entrevista que brindó a la BBC