La renuncia llegó en víspera de que el Congreso dominado por el fujimorismo vote una moción de destitución por sus lazos con la constructora brasileña Odebrecht, y tras la supuesta compra de votos para evitar su desplazamiento en diciembre pasado.
La constructora reveló que había pagado casi cinco millones de dólares por asesorías a empresas ligadas al presidente cuando era ministro. Además, admitió que hizo aportes de campaña en 2006 y 2011 a los últimos cuatro ocupantes del sillón presidencial peruano, incluido Kuczynski, y a Keiko Fujimori.
Kuczynski se convirtió así en el primer mandatario en ejercicio en perder su puesto por los tentáculos corruptores de Odebrecht, que admitió haber pagado decenas de millones de dólares en sobornos en varios países latinoamericanos para adjudicarse contratos de obras públicas.
Según la constitución peruana, tras la renuncia corresponde que asuma el poder el primer vicepresidente de Perú, Martín Vizcarra, para completar el mandato hasta julio de 2021. Sin embargo, aún no se sabe si eso sucederá ya que en diciembre pasado, cuando PPK estuvo a punto de ser desplazado, Vizcarra había amenazado con renunciar.