El papa Francisco exhortó el jueves a los presos en una cárcel romana a no permitir que sus esperanzas se vean nubladas como los ojos que sufren cataratas, y reveló que padece ese mal y deberá operarse el año próximo.
Francisco, de 81 años, hizo esa revelación al despedirse de los presos y el personal de la cárcel de Regina Coeli, donde lavó los pies a 12 reos en un rito del Jueves Santo.
Francisco suele visitar las cárceles, donde alienta a los presos a no perder las esperanzas. Este jueves les dijo que deben limpiarse los ojos para ver y difundir la esperanza.
“A mi edad, por ejemplo, vienen las cataratas y no se ve bien la realidad. El año próximo debo operarme”, dijo.
Aseguró que lo mismo sucede en la vida cuando la desilusión, los errores y la fatiga nublan el alma. Instó a los presos a efectuar una limpieza diaria de su visión de la vida “una operación de cataratas del alma” para mantener viva la esperanza.
Durante el Lavapiés, Francisco vertió agua sobre los pies de los hombres, los secó y los besó. Muchos de ellos lo abrazaron.