El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva, quien no se entregó ayer en el plazo que había fijado el juez Sergio Moro tras la condena a 12 años y un mes de cárcel por corrupción en Curitiba, habló ante una multitud durante una misa en memoria de su esposa Marisa Leticia, quien murió el año pasado, y confirmó que se entregará luego. “Soy el único ser humano que estoy procesado por un departamento que no es mío. Tengo la conciencia tranquila”, dijo. “Voy a atender el mandato de prisión”, agregó.
La misa, convertida en acto político, con música y diversos oradores, se realizó en el Sindicato de Metarlúrgicos del ABC, en São Bernardo do Campo, en San Pablo, donde Lula está alojado desde el jueves por la noche, horas después de que el magistrado Moro ordenara su detención. Cientos de personas acompañaron al expresidente, quien estuvo en el escenario junto a su sucesora, la exmandataria Dilma Rousseff, destituida en mayo de 2016.
“¡El pueblo unido jamás será vencido!”, “¡No se entrega!” y “¡Lula libre!” cantó la multitud enfervorizada. En sintonía con el ardor popular, Lula transformó la misa en un acto de campaña. “No tengo miedo de ellos”, dijo. “Me gustaría debatir con [el juez] Moro, me gustaría que me mostrase una prueba”, agregó.
Fuente: La Nación.