El presidente argentino destacó la “independencia” de la Justicia de Brasil cuando fue consultado sobre la detención de Lula; el español apoyó el acuerdo entre el Mercosur y Europa.
El reciente desastre futbolístico de la selección argentina a manos del equipo español pareció ser el único motivo de disidencia entre ambos, y ni siquiera en ese caso se evaporaron las sonrisas y los gestos de complicidad en el Salón Blanco de la Casa Rosada.
En su primera visita al país, y a escasos dos metros del presidente Mauricio Macri , el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy , reiteró ayer sus elogios al “proceso de reformas económicas” en la Argentina. Sin retaceos, Rajoy animó a los empresarios a invertir en el país y anunció su respaldo a dos anhelos del Gobierno: concretar lo antes posible el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, y lograr el ingreso del país a la OCDE.
“Creo en la convergencia de ambos procesos”, dijo Rajoy en relación con la confluencia UE-Mercosur, un acuerdo que según Macri está “más cerca que nunca”. Sobre el eventual ingreso de la Argentina a la OCDE, el español lo definió como “un acto de justicia”. También le auguró “pleno éxito” al país en la presidencia del G-20, a pesar de que según su visión “soplan vientos proteccionistas”, en clara alusión a la gestión Trump en Estados Unidos.
La “plena sintonía” en lo referido a las relaciones comerciales se extendió a la política exterior. Macri y Rajoy coincidieron en fustigar al gobierno de Venezuela. El argentino criticó especialmente las elecciones convocadas por el presidente de ese país, Nicolás Maduro, para el mes próximo. Y ambos pidieron, como dijo el visitante, “devolverles la palabra a los venezolanos” en “elecciones libres”.
“España es un camino a seguir para nosotros, es un país muy cercano, y si estamos juntos, vamos a tener más chance de estar dentro de los (países) ganadores”, dijo Macri minutos después de la reunión a solas, en el Salón Blanco de la Casa Rosada. Lo escuchaban el gabinete en pleno, diplomáticos de ambas naciones y una multitud de periodistas españoles (se anotaron más de setenta). “España es el segundo inversor en la Argentina, y no veo razón para que no volvamos a ser el primero”, dijo Rajoy, quien dio una fuerte señal de apoyo, en consonancia con el mensaje en la apertura del Encuentro Empresarial España-Argentina, que se llevó a cabo en el Hotel Alvear Icon, de Puerto Madero. Allí estuvieron los setenta empresarios españoles de rubros como energía, telecomunicaciones e infraestructura, que llegaron junto con el presidente español.
Venezuela y Brasil, los dos países del continente en situación más compleja por estos días, también formaron parte de la agenda bilateral. Algo molesto, Macri dijo: “Aunque Maduro me insulte, vamos a insistir en que hace rato que no hay democracia en Venezuela”, y afirmó que en la Cumbre de las Américas que comienza en Lima el viernes pedirá “que liberen a los presos políticos” e insistirá en no reconocer los próximos comicios, previstos para mayo, en el país caribeño. “Hay que devolverles la palabra a los venezolanos”, coincidió Rajoy, que también agradeció la invitación de Macri para que el rey Felipe VI visite el país luego del Congreso de la Lengua, a fines de marzo de 2019.
Cuando le preguntaron, tras la declaración conjunta, por la reciente detención del expresidente brasileño Luis Inacio Lula da Silva, Macri dio una explicación breve y legalista. “Tener una Justicia independiente es fundamental, y eso es lo que tiene hoy Brasil (…) Soñamos con que alguna vez, con las reformas que estamos haciendo a través del plan Justicia 2020, tengamos un sistema judicial más sólido y creíble”, afirmó el Presidente. Luego del encuentro con la prensa, Rajoy y Macri encabezaron un almuerzo en el Museo Casa Rosada, del que participaron gobernadores opositores como Miguel Lifschitz (Santa Fe) y Juan Manzur (Tucumán), y al que se sumó una sorpresa: la presencia del presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, que mantiene una dura disputa con la diputada Elisa Carrió. Tranquilo, Lorenzetti disfrutó de la entrada de centolla, la carne asada y el volcán de chocolate.
Macri, al cierre, anheló que con Lionel Messi en la cancha se revierta el 6-1 de la selección. Rajoy sonrió.