La “minicorrida” cambiaria que disparó el dólar a $ 21,20, la suba del precio internacional del crudo Brent a u$s 73 el barril y el incremento del valor por tonelada del biodiésel para su mezcla obligatoria con gasoil aceleraron la decisión de las petroleras de aplicar otro aumento en la tarifa de los combustibles.
En Buenos Aires ya calculan el precio de la Nafta Super superando los $32. Actualmente el costo allí es apenas superior a los $25, mientras que en Reconquista actualmente el valor es de $28,29, por lo que se espera que en el norte santafesino el costo de la Nafta Super supere los $34.
La petrolera estatal aplicó ajustes promedio de 6% en diciembre ’17; de 4,5% en enero; de 3,5% en febrero y de 3% en abril último. En la misma línea ajustaron las privadas.
Sin embargo, el 6,57% deja afuera otros factores económicos que impulsarían el inminente ajuste, más allá de otra estampida del dólar o la profundización de un conflicto bélico mundial y su repercusión en el costo del crudo. En primer lugar, el tarifazo en los servicios públicos que sufren tanto estaciones propias de las petroleras, como los empresarios independientes.
El segundo factor refiere a los costos laborales, tras el cierre de paritarias de los petroleros, que firmaron por un 15% en dos tramos de 7,5%, desde abril pasado. En ese mismo acuerdo, las compañías productoras aceptaron abonar este mes un 5,4% correspondiente al acuerdo del año pasado, por la activación de la cláusula gatillo.
Otro motivo para aplicar un ajuste en las naftas es la reciente modificación del precio de adquisición del biodiésel para su mezcla obligatoria con gasoil, según lo establecido por la Ley N° 26.093. El viernes pasado el subsecretario de Recursos Hidrocarburíferos de la Nación, Marcos Pourteau, elevó de $ 17.957 a $ 18.223 el valor de biodiésel por tonelada desde mayo, lo que implicó un incremento de 1,53% comparado a abril y de casi 5% frente a marzo.